Del infierno al purgatorio

El Barça de Pep y Laporta tocó el cielo con sus manos. Fue imposible no admirar esa obra de ingeniería casera. Para mí fue como un reactor con el "Transponder" en off: rápido, implacable e inesperado. Ahora Guardiola con su Manchester imbatido durante 21 jornadas y vivo en cuatro competiciones, es considerado el mejor técnico del planeta pero como una vez dijo Arsène Wenger: "Los ¨blues tienen muy buenas ideas pero también mucho petróleo".  Su época culé tuvo más mérito que la actual porque lo que hizo, lo hizo con gente de la casa y con menos dólares. Y ya lo dicen, cuando has tocado el cielo siempre te quedas con un pedacito de él. Así que, tanto Luis Enrique como Valverde se quedaron con ese trocito protegidos por sus ángeles. Con el tiempo, esos ángeles volaron y el Barça descendió poco a poco a los infiernos. Se quedó sin ligas, sin Champions, sin Copa del Rey, con un doloroso 8 a 2 y por poco este verano se queda sin su último querubín.

De tanto jugar con fuego: una gestión impulsiva, unas decisiones precipitadas, unos contratos temerarios y una junta directiva que no se atrevía a decir que no, al final Dante pintó de llamas el infierno.El fuego ha ardido con tanta fuerza que después de arrasar con todo, el solo ha acabado extinguiéndose. Ahora queda el olor a quemado y las cenizas que han dejado las calderas. Laporta quiere deshacerse de este Inferno de Dante y volar de nuevo directo al cielo.

Leo Messi, rodeado de jugadores del PSG.

Con "Dante" fuera del club, la Copa del Rey a 90 minutos y con un Messi votando, el Barça anoche casi toca de nuevo el firmamento pero sus nuevas alas no le dieron para tanto. Aunque jugó el mejor partido de la temporada, no pudo repetir la hazaña de ese 8 de marzo de 2017 cuando remontó la eliminatoria y venció al PSG por 6 goles a 1. Entonces no conocíamos a Mbappé y Neymar jugaba todavía en el Barça. De hecho de aquel equipo de Emery solo quedan Di María, Verratti, Marquinhos, Kimpembe, Kurzawa y Draxler y ayer jugaron todos.

En cuestión de días el Barcelona ha pasado del infierno al purgatorio. De estar fuera de la Copa a estar en la final, de tener perdida la liga a estar cada vez más cerca del Atlético, de estar quemados a resurgir de sus cenizas. Nunca será el Barcelona holístico de Pep, pero hay muchas formas de tocar el cielo. Con un Messi ilusionado, un Koeman en el purgatorio y un Laporta resucitado, el Barça puede de nuevo levantar la cabeza, mirar al cielo y quizá algún día volver a acariciarlo.