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El Inter es el socorrista del Madrid

La confianza de un equipo se alimenta de goles, y cundo no los hay, se debilita. Y al Madrid le cuesta mucho el gol. No sólo porque no esté Cristiano Ronaldo, cuyo agujero es bien patente, sino porque metido en grúas Florentino no fue a por ningún reemplazo serio. Es cierto que después de un primer año malo, sostenido como mejor pudo por Benzema, hizo una doble inversión, en Hazard y Jovic, que salió muy mal. Y todo el ataque cuelga de Benzema, que hace lo que puede, pero no es un asesino en serie. Sus compañeros de línea varían sin consolidarse. Vinicius alborota, pero no gusta a Zidane ni a Benzema. Rodrygo y Asensio profundizan poco.

Así, anoche el digno primer tiempo del Madrid se resumió en dos disparos de Asensio, uno al palo y otro con buena parada de Trubin. Sólo eso. Y cuando en la segunda mitad marcó el Shakhtar, el equipo se desplomó. La nueva derrota dejó aroma de catástrofe y a Zidane aureolado de rumores, pero el Inter vino luego a echarle una mano. El Inter venía siendo el socorrista del Madrid en este grupo y lo fue de nuevo anoche, ganando al Borussia. De repente, para el Madrid se despejaron las nubes. Pasará si gana el último día al Borussia, o incluso empatando... si de nuevo acude en su auxilio el Inter ganando al Shakhtar.
Dios aprieta, pero no ahoga.

Al partido de Kiev siguió el del Metropolitano, que dejó un sabor agridulce. El Atleti jugó muy bien, tuvo al Bayern (falto de importantes titulares, todo hay que decirlo) a su merced durante todo el primer tiempo y parte del segundo, Carrasco fue un rayo, João Félix hizo maravillas, Llorente percutió arriba, Correa alborotó... Una delicia para la vista, pero allí faltaba Luis Suárez, dichoso asado, y sólo hubo un gol. Y como el Bayern es tan resistente a la derrota, cazó el empate en el 86’, con un penalti que transformó Müller, ingresado no mucho antes. Este partido no era de 1-1, sino de 2-0, pero fútbol es fútbol. Ahora hay que puntuar en Salzburgo.