El problema del Valladolid ya no sólo es el qué, es el cómo...
Perdió el Real Valladolid en La Cerámica y el problema ya no sólo es el qué, es el cómo. Todos sabíamos que el duelo ante el Villarreal es de los más complicados de la temporada, un equipo hecho para hacer historia, con muchos argumentos y un entrenador de campanillas, pero las dudas sobre los vallisoletanos vienen al comprobar la primera parte que volvió a perpetrar el once blanquivioleta. Tuvo que ser uno de los más jóvenes, Kike, el que lo dijera alto y claro: "Hemos regalado la primera parte". Palabras tan duras como sinceras. Y el dolor no viene tanto por la derrota ante el Villarreal, previsible, sino por acumular ocho encuentros consecutivos sin sumar de tres en tres, por perder la ventaja en Huesca o ante la Real, por desperdiciar el penalti ante el Eibar o toparse con el palo, por dos veces, hoy.
La primera parte fue lamentable. Sergio González confió en parte de su guardia pretoriana, pero ésta no da más de sí. No se entiende que se atisbara falta de actitud, que no se ganaran duelos o que el equipo apenas llegara al área contraria como si la semana larga de concienciación no hubiese valido de nada, como si la ratificación del entrenador no hubiese tenido efecto en un equipo plomizo, cobarde, pero que sigue sin defender bien. Porque si estás metido en tu campo, pero no concedes ocasiones, te puede gustar más o menos, pero te renta. El problema es no salir de tu campo y, encima, provocar las oportunidades rivales. Los dos goles vienen de fallos en la salida, cosa inexplicable... o sí.
Y luego sí, en la segunda parte, con desventaja de 2-0, con el Villarreal especulando, dosificándose por su carga de partidos, y con la entrada de Hervías, primero, Marcos André y Kike, después, los pucelanos, al menos, se acercaron a Asenjo, estuvieron cerca de marcar y mandaron un par de balones a la madera. Se vio otra actitud, otra intensidad, más fútbol, no era difícil, y como consecuencia los blanquivioletas estuvieron metidos, al menos, en el partido, pero fue un espejismo.
Llegará Sergio González al partido ante el Athletic casi seguro, pero será un ultimátum. Puede decir Espinar, Gómez o el mismísimo Ronaldo, que parece se va a pasar por Valladolid esta semana, misa. Si el Real Valladolid no gana al equipo rojiblanco, el técnico catalán será destituido, se le habrá acabado el crédito, porque más allá de las creencias, la filosofía o las estadísticas, en fútbol, cuando algo no funciona y ya se ha aplicado la fórmula de la paciencia, se intentan cambiar los términos de la ecuación para conseguir resultados diferentes. Ganar tres puntos de 24 y seguir en el puesto es un milagro... por mucho que el técnico se haya ganado el respeto y la confianza en los tres años anteriores. El problema ya no sólo es el qué (perder), es el cómo...