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Un motín en dirección errónea

El fin de semana estelar de la Vuelta a España en Asturias comenzó con un sobresalto para la organización. Los ciclistas de varios equipos, con el Ineos a la cabeza, amagaron este sábado un plante en la salida que retrasó el inicio de la etapa. Después del reciente amotinamiento del pelotón del Giro, que protestó por el kilometraje de un recorrido que se conocía desde un año antes y por el frío de 13 grados en otoño, cualquier reivindicación era posible. Esta vez, para sorpresa de Unipublic, la queja no estaba relacionada con cuestiones organizativas, sino con una discrepancia con la aplicación de la regla en la jornada anterior. Es decir, con una decisión que tomó el panel de comisarios, que es un órgano independiente encargado del cumplimiento de la normativa de la UCI en la carrera. ¿Y qué culpa tenía la Vuelta? Por comparación, de repente me vino la imagen de un equipo de fútbol plantado en el medio del campo en protesta porque en su partido anterior se pitó un penalti en contra o se le anuló un gol que consideraba legal. Obviamente, hay otros conductos que no pasan por parar una competición.

El Ineos tenía algo de razón. Sólo algo. Efectivamente, la etapa de Suances había sido considerada “esprint masivo” al inicio de la Vuelta, por lo que sólo se podía establecer un corte mínimo de tres segundos entre el último de un grupo y el primero del siguiente. Con esa norma, Richad Carapaz seguiría hoy de líder. Lo que hizo el jurado fue cambiar la categoría a ‘meta en alto’, por lo que computó el tiempo real entre el ganador y el primero del grupo. Eso permitió a Primoz Roglic vestirse de rojo. La UCI medió con un comunicado para aclarar su decisión, que era tan sencilla como que el presidente de los jueces tiene la potestad para, según su interpretación, “aplicar cualquier excepción”. Es decir, no hubo incumplimiento del reglamento. Y sí mucho ruido innecesario y orientado en la dirección equivocada.