La angustia invadió Lombardía

La espera fue paralizante, eterna, angustiosa. La televisión había mostrado a un ciclista que se precipitaba por un puente en el descenso de la Colma de Sormano. A pesar de la toma lejana, el corredor fue identificado rápidamente como Remco Evenepoel, el máximo favorito al Giro de Lombardía, su primer Monumento, la sensación de la temporada 2020 y aspirante a devorar el futuro. Poco a poco gotearon las noticias. Evenepoel fue evacuado en ambulancia, inmovilizado, pero consciente. Finalmente, el pánico quedó rebajado a susto. La lesión es grave: fractura de pelvis. Adiós al Giro. Fue la imagen principal de un sábado ciclista muy accidentado. Sin salir de Lombardía, un coche se coló en carrera y colisionó contra Maximilian Schachmann. Cuando sigue fresco el terrible percance de Fabio Jakobsen en Polonia, las carencias en la seguridad de las carreras continúan emergiendo. Las caídas son inevitables en el ciclismo, uno de los deportes de competición de mayor riesgo, pero hay que intensificar las precauciones que sí estén al alcance del organizador. Perpetuo debate.

El Dauphiné añadió otra importante ración de daños. Egan Bernal decidió no tomar la salida por problemas de espalda, a sólo dos semanas de comenzar su defensa del Tour de Francia. Durante la etapa se retiraron el tercer y el cuarto clasificados de aquella edición: Steven Kruijs­wijk y Emanuel Buchmann. Y la cosa pudo ir a más cuando también se fue al suelo Primoz Roglic, uno de los ciclistas más demoledores del curso y firme candidato a París. Las caídas son habituales, insisto. En esta misma carrera, en 2019, Chris Froome pudo haber acabado su trayectoria deportiva. Pero al margen del factor fortuna, y de la endeble seguridad de ciertos casos, hay un nuevo ingrediente en el actual 2020: la ansiedad que supone afrontar una temporada exprés de tres meses. Nadie quiere quedarse atrás.