El Tour comienza en Burgos
Ahora que hay un equipo de fútbol tristemente confinado en un hotel, el polémico caso del Fuenlabrada, es buen momento para recordar a los equipos de ciclismo que estuvieron encerrados desde finales de febrero hasta mediados de marzo en otro hotel de Abu Dabi, y la poca atención administrativa, mediática y afectiva que recibieron en una época en la que nadie se imaginaba todavía la que se le venía encima a la humanidad. Los positivos por coronavirus de unos auxiliares italianos obligaron a la suspensión del UAE Tour. Fue uno de los primeros frenazos de un deporte que se resistía a parar, hasta que quedó atrapado por la evidencia. La París-Niza avanzaba en aquellos días entre cancelaciones de otros eventos, como una nota discordante, hasta que por fin anuló la última etapa. Luego, ya conocen lo ocurrido: confinamiento, desescalada y rebrotes, mojados por muchas lágrimas, que por desgracia aún no han terminado. Desde aquel 14 de marzo no ha habido ciclismo internacional en la carretera. Más de cuatro meses después, Burgos ha aceptado el reto de relanzar el pelotón.
La Vuelta a Burgos reanuda este martes un calendario remodelado, con las tres grandes situadas entre finales de agosto y noviembre. Una rareza que ha generado un efecto positivo en la ronda castellana, que ha tenido que ampliar equipos para atender a más peticiones y lucirá su mejor participación de siempre. Valverde, Carapaz, Landa, Evenepoel, Simon Yates, Aru, Chaves, Mas, Sosa, Majka, Cavendish… Y también Gaviria, uno de los ciclistas que padecieron el virus en aquel encierro de los Emiratos Árabes. Su presencia está cargada de simbolismo, para no olvidar de dónde venimos y hacia dónde vamos. Burgos es la primera experiencia de un pelotón de 154 ciclistas internacionales. De su éxito depende el éxito del ciclismo. El Tour empieza en Burgos. También el Giro. Y, por supuesto, la Vuelta.