Fernando Alonso es un valiente

Alonso vuelve a la Fórmula 1, como ya advirtió que podía ocurrir cuando anunció su retirada al acabar la temporada 2018. A partir del año que viene pilotará de nuevo un Renault, así que en efecto se trataba de un hasta luego y no de un adiós. Cumple así su palabra, aunque lo que ya no tengo tan claro es que las expectativas se ciñan a la ambición de un campeón. Abrió un paréntesis hastiado de muchas de las circunstancias que rodean a este deporte-espectáculo, pero sin duda empujado también por una larga sequía de éxitos. Competir sin ganar no tiene sentido para quienes han conocido el dulce sabor de la victoria. Así que embarcarse ahora en este proyecto se antoja, incuestionablemente, un acto de valentía por las muchas incertidumbres que presenta.

El reto me parece más arriesgado que el de Ferrari e incluso que el de McLaren-Honda. Renault está lejos de las escuderías de referencia, prometen mejorar pero mucho tendrán que hacerlo para cerrar esa brecha. Confían en que el límite presupuestario iguale la contienda y allane el camino, pero en ningún caso va a resultar sencillo, los grandes van a seguir siéndolo en cualquier escenario. Alonso tendrá que sufrir en 2021 y confiar que la campaña siguiente vaya mejor. Ya con 41 años podría empezar a luchar de forma regular por los podios, quizá por alguna victoria. ¿Su tercer título? Ojalá él disponga de información para pensar que la posibilidad existirá a partir de entonces. A mí, personalmente, a día de hoy se me hace difícil imaginarlo.