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Federer no es ni el segundo

Pat Cash, el campeón de Wimbledon en 1987, ha hecho unas declaraciones en Ubitennis, muy seguidas también por los lectores digitales de AS, en las que cuestiona a Roger Federer no sólo como número uno de la historia, sino incluso como número dos de su era. Sus reflexiones coinciden con la misma tesis defendida otras veces en esta columna, frente a la ruidosa discrepancia de muchos aficionados al tenis. La conclusión de Cash es que Federer, aun siendo un jugador soberbio, no ha conseguido tener un cara a cara favorable frente a los dos grandes rivales de su tiempo: Novak Djokovic (27-23) y Rafa Nadal (24-16). El australiano llega a esta deducción con palabras de enorme admiración hacia Federer, de quien dice que habría sido “excepcional en todas las épocas” y que es “el más entretenido” y “el mejor jugador” que ha visto en su vida, pero luego declina la balanza por su récord negativo ante los otros dos integrantes del Big Three. Este mismo argumento utiliza para señalar que el mejor de los tres es Djokovic. Y, por descarte, Nadal se alza al segundo peldaño del escalafón.

La opinión de Cash me traslada a una cena oficial en la que surgió la misma porfía entre varios de los mejores exjugadores españoles de siempre, que se decantaron mayoritariamente por Federer. Nadal, por cierto, no compartía aquella mesa. El argumento principal de esa noche coincide con el esgrimido por el federismo imperante: el tenis bonito, técnico y elegante del suizo, no carente de efectividad. No hay nadie capaz de jugar así, en eso hay consenso, pero, por lo visto, no resulta suficiente para doblegar a sus dos competidores. Es difícil comparar a deportistas de épocas distintas, pero en la era del Big Three sí existen enfrentamientos directos, que dictan lo que dictan. En cualquier caso, los gustos son libres. Y lo mejor de este debate es haber podido presenciar una rivalidad sin igual.