Carlos Sainz ya no está 'nervoso'
Aquella noche de diciembre de 2009, Carlos Sainz Vázquez de Castro abría los ojos como platos para observar todo lo que le rodeaba con la curiosidad de la edad. A sus 15 años iba a recibir el Premio AS Promesa del Deporte en una gala donde participaba la estrella de su equipo de fútbol. “¿Estás nervoso?”, le preguntó Cristiano Ronaldo. “Un poco sí”, reconoció el joven piloto. “Yo ya acostumbrado”, apostilló el entonces delantero del Real Madrid. Ha pasado más de un decenio y Carlos se ha acostumbrado a esa presión que produce la cima del deporte. Sólo hay veinte personas en el mundo que anualmente integran la parrilla de la Fórmula 1.
Sainz, bastante menos ‘nervoso’ que entonces, contó esta anécdota en septiembre de 2018 durante una visita a AS, sentado en el mismo sitio donde su padre ha celebrado otras veces sus victorias en el Dakar, para relatarnos sus propias experiencias, una vida que discurre por asfaltos diferentes a la del bicampeón mundial de rallys. Aquel día, relajado, Carlos nos habló de otros campeones. Sobre todo de Rafa Nadal, de quien dijo que su ejemplo debería ser “asignatura obligatoria en los colegios”. Y de dos referentes de la F1. Primero, Michael Schumacher. Después, Fernando Alonso, a quien sigue la estela: “Cuando le vi correr, me dije: ‘Quiero ser como él”.
Durante aquella comida, amena y simpática, Carlos Sainz dejó una frase que le define como deportista: “Mi objetivo es ser campeón del mundo y para eso trabajo cada día”. Todos esos nombres lo han conseguido antes: Ronaldo, Nadal, Schumacher, Alonso… Y Carlos Sainz, su padre. El madrileño tiene el mejor referente en casa, donde ha mamado que el éxito se alcanza con talento, pero también con trabajo, mucho trabajo… Y con pasión. Carlos ha fichado por Ferrari, el mismo Cavallino Rampante que encumbró a Schumacher, el mismo coche que pilotó Alonso. Pero Carlos Sainz no es ninguno de ellos dos. Tampoco es su padre. Carlos es Carlos. Y sólo sus méritos le han llevado a la escudería más mítica de la Fórmula 1. El resto ya es cosa suya. Conoce el camino.