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El efecto dominó alcanza a Alonso

El fichaje de Carlos Sainz por Ferrari es cuestión de horas. Jueves o viernes. El acuerdo está prácticamente cerrado. Su desembarco en Maranello sería el primer movimiento de un efecto dominó que comenzó con la salida de Sebastian Vettel de la Scuderia y que podría sentar también a Fernando Alonso en otro monoplaza de la parrilla. Uno de los enigmas que hay que resolver es el futuro de Seb, si opta por continuar en la F1, por retirarse del automovilismo o por dedicarse a otros desafíos en plan Alonso. De su comunicado se deduce que puede echar el candado a su carrera, pero no hay nada definitivo. Si sigue al volante, asoman con firmeza dos posibilidades: el McLaren que deja vacante Sainz, con motor de Mercedes, o Renault, con la marcha de Daniel Ricciardo.

El paddock hace sus propias cábalas y, de momento, Vettel no entra en muchas, aunque no conviene descartar a un tetracampeón del mundo. Martin Brundle, expiloto de Fórmula 1 y actual comentarista en Sky Sports, verbalizó ayer lo que intuyen muchos en el Gran Circo: el asiento de Sainz sería para el experimentado Ricciardo, que a su vez liberaría su puesto en Renault para un reencuentro con Alonso, que ganó sus dos títulos con la marca francesa. Red Bull, por su parte, no parece que vaya a hacer hueco a nadie que pueda ensombrecer a Max Verstappen, su apuesta para asaltar el Mundial. Todo son especulaciones, pero con mucho peso. Alonso todavía no ha confirmado su regreso, pero sí le había hecho ojitos al reglamento que, en teoría, recortará la abismal diferencia que existe entre las tres escuderías punteras y el resto. La nueva F1 iba a entrar en 2021, pero la pandemia ha obligado a parar la evolución hasta 2022. ¿Será un freno para la vuelta del asturiano? Habrá que esperar para saberlo. De momento, las primeras fichas del dominó ya han caído.