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En este domingo de Copas, tres equipos cantaron el alirón en tres deportes diferentes, aunque en realidad fueron dos clubes, porque el Barça, siempre tan polideportivo, repitió título en balonmano y en fútbol sala. El tercer trofeo lo levantó el Perfumerías Avenida en baloncesto femenino. No hubo sorpresa en ninguno de los tres escenarios, se impuso el favorito, pero sí relevantes historias que contar. Empezaré por el Avenida, que se coronó en su casa de Salamanca, en presencia de la reina Letizia, que entregó el trofeo en una fecha muy simbólica: el 8 de marzo, Día de la Mujer. Gran acierto de Jorge Garbajosa y su equipo. Deportivamente, el Avenida batió al Girona en el Clásico de los últimos tiempos. Ambos se han jugado los diez últimos títulos nacionales, con claro dominio charro: 8-2.

En las otras dos Copas, el Barça revalidó sus títulos, con emociones dispares. Como si se tratara de un sencillo de vinilo, en la cara A venía la canción estelar: el fútbol sala. El equipo azulgrana sufrió de lo lindo ante el Valdepeñas, que durante gran parte de la final soñó con reeditar las gestas del Jaén en 2015 y en 2018. El equipo manchego, en su segunda temporada en la élite, había eliminado a dos de los tres últimos campeones: el Movistar y el propio Olivo Mecánico. Faltaba el tercero: el Barcelona. Y lo tuvo cerca: con 1-0 al descanso y 5.000 valdepeñeros en la grada dando aliento a la sorpresa. La frescura del vinícola Viña Albali dio alegría a una Copa de España enrarecida por el asalto de la Federación de Fútbol a un torneo que brillantemente organizó la LNFS durante 30 años, cuando mejor funcionaba. La cara B fue el balonmano, la reedición del soporífero dominio del Barça, que ganó 40-25 al Benidorm, para conquistar su séptima Copa y su 28º título nacional encadenados. Sin emoción, sin televisión con cobertura estatal y sin casi público en la Caja Mágica de Madrid. Más de lo mismo.