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BALONMANO | COPA DEL REY

El Barça levanta su séptima Copa del Rey consecutiva

Derrotó por 15 tantos de diferencia al Benidorm, que intentó dar una buena imagen ante la imposibilidad de sorprender al equipo azulgrana

Madrid
El Barça levanta su séptima
Copa del Rey consecutiva
Chema Díaz

Séptima Copa del Rey para el Barça de manera consecitiva (21 en total), la undécima de Víctor Tomás. Nada nuevo bajo el sol. Triunfo esperado, porque no podrìa ser otro desenlace, porque era imposible aunque en el deporte, dicen, todo es posible, Pero en los deportes de números se sabe que las estadìsticas mandan, y todas, todas, son favorables a los azulgrana: 40-25 (21-12) ante el Benidorm para cerrar el fin de semana. Para el equipo alicantino, un alivio: no es la derrota más amplia en las finales; el año pasado, sin mirar más allá, el Cuenca perdió por 16 goles en Alicante.

Además, el conjunto de Benidorm no salió a especular, a jugar largo, a embarullar el partido para que las diferencias fuesen menores en el cómputo final. No. Jugó sus bazas imposibles por hacer un buen papel. Eso es de agradecer a Latorre y a sus jugadores. Por ejemplo, salió sin portero, con dos pivotes y siete atacantes. Era la manera de explicar que desde sus limitaciones el Benidorm era capaz de mostrar algo diferente en la final.

Mantuvo el siete contra seis lo que aguantaron juntos los dos pivotes, aunque es cierto que el 1-0 llegó en el primer ataque: lo marcó Gonzalo Pèrez de portería a porteria. Fue un simple aviso, como explicando que atacar así contra el Barça era un suicidio. Pero también podrìa responder el Benidorm con que si hay que morir que sea de pie.

En el Barça jugaron todos los convocados. En el Benidorm, también. Un partido de guante blanco, con el pivote Leitao como jugador más destacado del Benidorm, porque no hay muchos jugadores que puedan decir que le han marcado ocho goles al Barça en un partido oficial, y menos en una final.

El encuentro se fue rompiendo con el paso de los minutos: el Benidorm chocaba con el portero del Barça, y, como siempre, al contragolpe los azulgrana erosionaban cualquier posibilidad de sueño rival. Hoy por hoy no hay posibilidad, ni en una pesadilla que pueda tener cualquier barcelonista tras una cena pantagruélica, que el Barça caiga contra el Benidorm. Todos eran conscientes. Y el encuentro lo ratificó