Sobre el fútbol y las casualidades

En el fútbol las casualidades existen un día, pero caducan rápido. Puedes ganar un partido porque se juntan los astros, porque ese tiro a puerta, el único que haces durante los 90 minutos, lo toca un defensor, luego se estrella en el palo y la pierna del portero lo empuja a gol. En cambio, puedes no tocar red en otro encuentro con hasta 20 lanzamientos y un penalti. Como un boomerang, todo lo que va, vuelve. El éxito te lo dan la coherencia y la constancia. Si no riegas el jardín, el césped se amarillenta hasta secarse. No puedes ir en contra de la naturaleza.

El último Valladolid-Espanyol, que se jugó en la jornada 11 del curso pasado, propició un equipo blanquiazul líder durante 70 minutos. Del golazo de Borja Iglesias al mazazo de Verde, ya en el añadido. Ahora, 16 meses después, el equipo de Abelardo llega colista, con 19 puntos, uno menos con el que llegó en aquella jornada 10. Ahora se juega la 25. Otro muestra más que invita a la reflexión, que refleja la realidad de un club que entró en Europa porque intentó darle sentido a sus circunstancias, con un técnico que conocía la casa, un estilo de juego que sedujo al grupo y un acierto de ese curso y los anteriores en el fichaje de jugadores como Darder, Hermoso o Borja. Este, en cambio, todo ha resultado ser un despropósito. Todo ello reflejado en el 4-0 en Wolverhampton. Ese día tampoco hubo casualidades. Hoy sí deben producirse.