De Primera también sin De Tomás
El deporte quiere ídolos, jugadores franquicia, héroes de carne y hueso capaces de decidir partidos con sus habilidades. Raúl de Tomás había conseguido alcanzar en solo un mes (de hecho, desde el primer balón que tocó) esa categoría, por eso su baja de última hora ha supuesto un cargamento de desesperanza para que el Espanyol salga con algún punto del Pizjuán. Ahí están los números, irrevocables.
Pero a veces el aficionado olvida que el fútbol es un deporte colectivo, y para que un futbolista brille es necesario que el equipo funcione y se encuentren los mecanismos adecuados. El jugador, como si de un animal se tratase, necesita un ecosistema propicio para sobrevivir y que brillen sus cualidades. De Tomás lo ha encontrado en el Espanyol, pero el Espanyol es más que De Tomás. Un ejemplo es el 2-2 ante el Barcelona, un partido jugado sin el ariete madrileño en el que el equipo de Abelardo sacó un punto con merecimiento y anotó dos goles. Ya lo advirtió el propio técnico antes de que ocurriera la lesión: la dependencia en un jugador no trae nunca grandes éxitos. Hoy el Espanyol tiene una oportunidad de demostrar que sin De Tomás también es de Primera.