Un Preolímpico de relleno
La Selección femenina de baloncesto, tercera del escalafón mundial, se clasificará este sábado para Tokio 2020 si gana a China, octava del ranking, en la segunda jornada del Preolímpico. Si perdiera aún tendría otra oportunidad el domingo ante Gran Bretaña, que ocupa el 18º puesto. Incluso si sucumbiera en los dos partidos, cosa altamente improbable, también podría sacar el pasaporte a los Juegos, porque acceden tres de los cuatro equipos participantes, y España ya tiene una victoria ante Corea del Sur, la 19ª del Mundo. Sólo una hecatombe podría doblegar al clan de Lucas Mondelo, o a cualquiera de las otras potencias que, divididas en cuatro grupos, buscan plaza para Tokio. Estos Preolímpicos, según han sido concebidos por la FIBA, proyectan poca coherencia y escaso interés. Más bien parecen una fórmula para hacer caja y ocupar calendario, sin un sentido práctico. De hecho, también los están jugando dos países ya clasificados: Estados Unidos como oro mundial y Japón como anfitrión olímpico. Ninguno puede quedar eliminado, pero sus resultados sí dejarán sin sueño a un rival.
Este Preolímpico ha obligado a interrumpir las competiciones caseras en unas fechas atípicas de febrero, únicamente para excluir a cuatro de un total de 16 opositores. España podría estar ya clasificada si se hubiera otorgado una plaza a las campeonas de Europa, como ocurre en otros deportes: sin ir muy lejos, los Hispanos de balonmano acaban de entrar a los Juegos por esa puerta. Pero la FIBA ha negado esa opción a las vencedoras continentales, para así dotar de un ficticio atractivo a estos torneos de clasificación, en los que realmente ninguna gran selección se va a quedar en la cuneta. Otra cosa será el Preolímpico masculino, donde se otean duelos vibrantes y decisivos como el Lituania-Eslovenia. En el femenino, con el formato elegido, sólo es relleno.