España revalida su título y estará en los Juegos de Tokio
Los Hispanos derrotan a Croacia (22-20) en Estocolmo, revalidan el título del Europeo y logran el billete directo para los Juegos, evitando el Preolímpico.
La mejor generación del balonmano español se puede despedir a lo grande, con el botín completo en el Campeonato de Europa: mantiene el título, que no conseguía ninguna selección desde hace 18 años, se clasifica de manera directa para los Juegos Olímpicos, para el Mundial 2021 y para el Europeo. Más no se puede pedir a un equipo que hoy mismo acaba de hacer su historia legendaria: en diez años, de 2011 a 2020, ha logrado seis medallas en grandes acontecimientos, dos Mundiales (otro y bronce) y cuatro en Europeos (dos oros, una plata y un bronce). Y lo hace con calma, como si fuese una rutina, sin darse mayor importancia no cuando se toca la gloria, en la final más agónica de cuantas haya ganado España, cuatro, porque su triunfo fue por 22-20 (11-10), ganando las dos mitades por la mínima.
El partido iba por mal camino. Los croatas, andando, no encontraban dificultades para atacar a la defensa española, poco aguerrida, y para marcar en cada posesión. Total, que como las pérdidas de balón le daban posesiones gratis, se presentaron en el minuto 18 con un margen amenazante: 7-10. Tiempo muerto providencial acompañado más que con una charla con un cambio de todo. Fuera el 5-1 por el 6-0, relevo en la portería, lo que suponía la entrada de Maqueda por Álex Dujsebaev, y de Guardiola por Goñi, y de Gonzalo Pérez por Corrales. Una revolución táctica y de hombres.
En doce minutos Croacia sólo marcaría un gol, encajaría un parcial de 5-1 para acabar la primera parte con el marcador remontado: 12-11. Gonzalo Pérez en ese tiempo había hecho seis paradas, con un penalti incluido: sólo había encajado un tanto, en el único contragolpe de los croatas (¡y de los españoles!) en 30 minutos. El lunar eran los siete balones perdidos por sólo tres de los balcánicos, porque en el resto no se puede exigir más a un finalista que había añadido cinco tantos en doce minutos para emerger: tres goles de Maqueda contra todos, en esas entradas de ímpetu indomable habían surtido efecto, más un gol de Cañellas y el último antes del descanso de Raúl Entrerríos; 12-11. Y un mensaje al rival: tenemos respuestas.
En la segunda mitad hubo un momento en que uno de los benjamines se sumó a la fiesta de España, porque el extremo Gómez aportó tres tantos seguidos, una pequeña ventaja (16-12) para obligar a Croacia a otra apuesta en su juego. Más agresividad, dos pivotes en ataque, renuncia del portero. Y con eso salió adelante del atolladero. Recuperó el resuello, empató el partido en un encuentro en que las pérdidas de balón eran excesivas.
En el camino de la igualdad llegó la exclusión de Raúl Enterríos (19-19), y lo que podría ser una especie de muerte inminente de los Hispanos no lo fue: recuperación del balón, mantenimiento de la diferencia de un gol con Gómez infalible en los siete metros, y con un lanzamiento decisivo a 35 segundos del límite de Álex Dujsebaev para colocar un inapelable 22-20. Dos de los representantes de las dos nuevas generaciones de la Selección habían concluido el trabajo de los mayores para gloria de los Entrerríos, Aginagalde, Morros, Guardiola, Sarmiento y Cañellas, que han estado en todos los saraos de estos años.