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La nueva campanada del Mirandés

“Que empujen los rojillos con brío temerario, que arrollen al contrario con furia de huracán...”. Así reza el himno del Mirandés, que lo ha vuelto a hacer. Ya en 2012 eliminó sucesivamente a tres primeras, Villarreal, Racing y Espanyol, y eso que era Copa a doble partido. Sólo cedió, y ya en semifinales, ante el Athletic. En aquel equipo despuntaba sobre todos Pablo Infante, un empleado de banca con el que el fútbol no fue justo. Consumió muchos años peleando en los duros campos de la Meseta Norte, helados cuando no embarrados. Pero se permitió, como capitán, llevarle flores a Pichichi en San Mamés.

Aquel Mirandés, entonces en Segunda B (subiría ese curso a Segunda), se convirtió en noticia nacional. Ahora vuelve a dar la gran campanada en la Copa, al colarse en cuartos junto a siete primeras. Anduva vibró anoche como las de 2012 con el 3-1 que le propinó al Sevilla una semana después de haber dejado fuera al Celta. Esta Copa del partido único en campo del de menor rango llevó en estos octavos al Athletic y al Valencia a la angustia de los penaltis para salvarse en Tenerife y en León. Es un modelo en el que nadie puede estar seguro, y los valientes que deciden hacer apuesta pueden obtener premio.

El Pablo Infante de anoche fue un brasileño de 23 años cedido por el Watford, Matheus, que hizo los primeros dos goles y desconcertó con su rapidez endiablada. Compartió honores con el meta, Limones, y con todo el grupo, que se aplicó a seguir la receta del himno. Ahora, al bombo a esperar al Madrid o al Barça, el sueño de todos los equipos humildes en la Copa. Y si cae algún otro, tampoco va a ser mucho mejor que el Sevilla, con lo cual siempre cabe la esperanza de que la visita de uno de los dos grandes se produzca en la semifinal. Hoy no hay hinchada en España más feliz que la del Mirandés.