Paz, Amor y Clásico
El baloncesto no para en las Fiestas. Ni la ACB, ni la Euroliga, ni la NBA. Al contrario, estos torneos aprovechan las fechas para ubicar en la agenda algunos de los partidos más atractivos. Para la NBA, por ejemplo, el día de Navidad está marcado como una jornada estelar. El básquet es un deporte que se consume en familia. España también ha imitado la costumbre. En el recuerdo queda el prestigioso Torneo de Navidad, actualmente devorado por el apretado calendario. Luego, la ACB detectó una oportunidad en esta ventana vacacional, sin la competencia del fútbol, y situó durante nueve cursos seguidos el Madrid-Barça. Desde 2016 lo sustituyó por otras golosinas: Baskonia-Madrid, Barça-Valencia, Madrid-Estu… Pero hoy, cuatro años después, recupera el plato principal: el Clásico.
Ahora habrá que ver si el Barça-Real Madrid se impregna del espíritu navideño, Paz y Amor, o continúa por la senda incendiaria de los dos precedentes de este curso: la final de la Supercopa y la fase regular de la Euroliga. En ambos casos se impusieron los blancos, si bien las dos veces se disputó en un ruidoso WiZink Center, que subió decibelios para recibir a Nikola Mirotic, el canterano madridista que ahora luce el color azulgrana del eterno enemigo. El último choque deparó aquella insultante arenga del médico del Madrid contra “la mayor panda de ratas”, con disculpas y multas posteriores. Y también un desafío del hispano-montenegrino: “Ya vendrán, ya vendrán…”. Pues ya han venido. Y hoy estarán a la 18:30 en el Palau, que pisaron por última vez para celebrar la Liga Endesa en el broche de la pasada temporada. Barcelona será una caldera, no hay duda. Como lo ha sido siempre. “Más caliente es difícil”, recuerda Pablo Laso, experimentado en estas lides. La rivalidad tiene que ser ardiente, con el único límite de la deportividad, que no es poco. Si no es caliente, no es Clásico.