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SUPERCOPA | REAL MADRID 89 - BARÇA 79

El Real Madrid se impone al Barça de Mirotic y gana la Supercopa

En la final del morbo, la de Mirotic, la continuidad del Madrid se impuso a la constelación de estrellas del Barça. Campazzo, MVP y Llull y Deck, geniales. El 18º título de la era Laso.

El Real Madrid se impone al Barça de Mirotic y gana la Supercopa
PEPE ANDRESDIARIO AS

Ya sabrán que las historias se recuerdan siempre por cómo terminan y muy poco por cómo empiezan, pero en el verano más triunfal del Barcelona desde 2002, cuando fichó a Bodiroga y Fucka de una tacada para unirlos a Jasikevicius, Navarro y Dueñas, este título de la Supercopa es un espaldarazo para el Real Madrid y su apuesta por la estabilidad. Una victoria que ratifica la continuidad de un proyecto ganador, y ahí es justo donde se enmarcan las renovaciones de muchos quilates de Campazzo y Tavares, también las de Taylor y Causeur. El trofeo más pequeño del curso sabe mejor que nunca. Otro éxito al zurrón del Lasismo, que aumenta la cuenta: 18 títulos ya en 25 finales de 34 posibles, cifras para la leyenda de la canasta blanca.

Era la final del morbo, la de Mirotic, todos los focos para él, pero la ganó Llull con su majestuosa aparición final, con más templanza que arrebato esta vez, y la ganó Deck con su aportación en todo el campo y la defensa a la nueva figura culé. Y también Rudy, cómo no, y un fichaje cañón, el de Mickey. Y la ganó, por supuesto, Campazzo, el MVP, el mejor base FIBA del momento. Un equipo ya hecho con jugadores de enorme valía frente a una constelación de estrella por acoplar. Hay trabajo ahí. El reto se presenta apasionante para Pesic y los suyos. Tanto como el pulso que se avecina en los próximos nueve meses entre los dos colosos de nuestro baloncesto.

La puesta en escena no por esperada resultó menos estruendosa. Abucheo masivo y muy subido de tono a Mirotic, que ha pasado de ángel blanco al principio de la década a diana de todas las iras de su antigua afición. Se apaciguó algo el ambiente con el homenaje conjunto de la ACB y la FEB a los campeones del mundo, que enterneció a la grada. Pero balón al aire y vuelta a la carga… Mirotic abría fuego, la primera de tres, y el Barça gritaba aquí estoy yo: 0-6. El Madrid, con Campazzo a los mandos de salida, tenía problemas para crear juego, y más aún para definir. El balón acababa en Randolph, el par de Mirotic, y el americano no dejaba de fallar (0 de 4). Deck lo sustituyó, el primer cambio y a jugar de ‘cuatro’ por el descarte de Thompkins.

Los de Laso ganaron en movilidad y fluidez, Carroll superaba a Claver y todo se igualó: 10-10 y Mirotic, atascado, al banco. Aun sin rodaje, los de Pesic eran fieles a su libreto en los Clásicos para que su rival no corriera. Una técnica al serbio y una falta sobre el Facu en un intento triple dieron cuatro tantos desde la personal al Real. El Barça respondió con un 0-6 en una doble acción de Delaney: triple, segunda personal de Tavares en la lucha por un posible rebote, dos libres fallados por Davies y nuevo rechace ofensivo para una segunda diana de Delaney. Y del 18-12 al 21-20.

La rotación de dos plantillas magníficas cogía vuelo y Rudy y Mickey cambiaban el paso. Buena defensa y rápido movimiento azulgrana: Mirotic a pista. El fichaje más mediático del Barça desde Bodiroga vivió en directo el despegue de la nave vikinga con Laprovittola a los mandos, Llull de escolta y Deck de ala-pívot mientras Tomic penalizaba a los suyos: 47-29.

La brecha tocó el +19 en el minuto 23: 54-35. La final era blanca, blanquísima, pero como en la Copa hace siete meses en idéntico escenario, los aciertos de uno y algún despropósito del otro variaron la dirección del viento. Davies entró en escena, 12 puntos en el tercer cuarto (17 en el segundo periodo). Imparable en parte porque Tavares le allanó el camino. Recibió una técnica por protestar y la cuarta falta por meter la mano en un mate ya inevitable. Laso recurrió a Mickey y luego a un quinteto de bajitos (Laprovittola, Llull, Rudy, Deck y Reyes) que estiró durante bastantes minutos.

Higgins había cogido el relevo encestador y el Barça se puso a cuatro: 69-65. El duelo se espesaba, mandaban las retaguardias, de ahí que un triple en carrera de Laprovittola a lo Llull valiera oro. Mirotic volvía al parqué, forzaba tratando de arrogarse protagonismo, y era el genuino Llull el que lo atrapaba para él. Bien atrás y mejor delante con dos entradas de clase y fuerza. Al timón incluso con Campazzo en cancha. De su conexión llegó el jaque mate: El Increíble dribló hasta marear al enemigo y encontrar en un ángulo de 45 grados al Facu, que ejecutó de tres: 87-79 a falta de 1:25.

Apenas el prólogo de una campaña que se presenta apasionante, aunque deja conclusiones. El Madrid sigue, de momento, en la cima, con un equipo afinado y una plantilla reforzada; el Barça, por su parte, exhibe un arsenal capaz de abatir al ogro más feroz. Le queda trabajo por delante. Mucho. Y Mirotic puede ser decisivo, pero quizá la presión le llevó en la primera batalla a querer resolver por encima de sus posibilidades. Atentos, qué temporada.