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PLANETA EBIKE

El año de la consolidación de las ebikes

Con el adiós a 2019 parece indiscutible que el fenómeno de las bicicletas eléctricas ya no tiene vuelta atrás.

El año de la consolidación de las ebikes

Se nos va 2019, el año que en mi opinión ha traído la consolidación definitiva del fenómeno de las ebikes. Por su puesto que su eclosión viene de más atrás, pero me queda la sensación de que en los últimos meses este subsegmento del ciclismo de montaña se ha afianzado de tal manera que nadie puede discutir ya su trascendencia. No es sólo evidente que ha llegado para quedarse, es que también lo hará plantando cara con seriedad a las bicicletas musculares.

Queda mucho camino por recorrer, sin duda alguna. La penetración de las pedelec es todavía mínima en relación con el enorme parque de bicicletas convencionales vendidas durante décadas. Pero la fortaleza de su propuesta es tal que poco a poco van ganando protagonismo, aquéllos que veían a las ebikes como una simple moda centrada en unos cuantos usuarios son ya conscientes de su error.

La industria, el sector, lo asume abiertamente y de hecho consideran a este segmento como una tabla de salvación esencial ante los tiempos de zozobra que parecen acechar de nuevo a la economía mundial. Son bicis caras, cierto, aunque con precios comparables a muchas musculares de alta gama y características similares. Con la particularidad de que suelen atraer la atención de un colectivo de compradores con un poder adquisitivo algo superior a la media; nadie niega que encontramos de todo entre los usuarios de ebikes, pero también parece indiscutible que existe un núcleo duro formado por ciclistas de cierta edad y una situación personal consolidada que ven en este invento la pócima de la eterna juventud.

Entre la comunidad ciclista existen cada vez menos reticencias con las bicicletas eléctricas. Dejemos al margen a un grupo, minoritario diría yo, de extremistas e intolerantes que no comprenden ni aceptan la convivencia de diferentes maneras de disfrutar del ciclismo. No merece ni siquiera le pena intentar convencer a quienes prefieren mantenerse atrincherados en su testarudez.

Los demás, la inmensa mayoría, entienden que el ciclismo eléctrico es un deporte complementario al tradicional, no diría que otro pero sí con matices diferenciadores. Como tal, les parece respetable y aceptan compartir caminos con otros aficionados a la bicicleta y a la naturaleza como ellos. Además, desde esa postura aperturista, llegan a informarse de lo que realmente es una ebike, las prueban y descubren que mucho de lo que les habían contado es simplemente una patraña. Tanto como para llegar a considerarlas como una opción personal cuando el momento, las circunstancias o las ganas lo señalen.

En definitiva, esto ya no hay quien lo pare y creo que es una buena noticia para todos. Sólo debemos preocuparnos de cuidar nuestro entorno del modo debido, evitar comportamientos o actitudes que puedan hacer peligrar el disfrute responsable de caminos y senderos. Estoy seguro de que lo conseguiremos, así que sólo me queda agradeceros vuestra fidelidad con este espacio (en el que cada día somos más) y desearos un año nuevo cargado de muchos kilómetros de diversión, además de todo lo mejor en lo personal. ¡Feliz 2020!