Por qué una e-bike no es una moto
Los distintos tipos de bicicletas eléctricas que existen en el mercado y sus también diferentes formas de utilización.
Voy a intentar explicar con cierta precisión lo que podréis encontrar en este blog. Empezando por el principio, quizá convenga aclarar qué es una e-bike. No son pocos los que, desde la atalaya del desconocimiento, consideran que una de estas bicicletas es prácticamente una moto: el usuario se sube a ella y el motor eléctrico se encarga de producir la energía necesaria para ponernos en movimiento. Cierto es que existen algunos modelos de tales características, el más popular en España quizá sea la Bultaco Brinco, pero nada tienen que ver con el concepto de pedaleo asistido al que nos acercaremos desde aquí, empezando por su consideración legal.
Las bicis conocidas como pedelec cuentan con otro planteamiento y conviene aclarar las diferencias para no llevarnos a engaños. La definición de esta tipología es sencilla, se basa en un motor eléctrico que apoya al ciclista siempre que se presionen los pedales; es decir, no existe un acelerador de puño o de cualquier otro tipo que permita mover la bici por si sola sin intervención humana, como ocurre en modelos del estilo de la citada Brinco. Simplificando, si el ciclista no da pedales, la bici ni siquiera inicia la marcha (excepto que estemos bajando, claro está).
Otro detalle importante es la limitación marcada legalmente en lo que se refiere a esa asistencia al pedaleo. La potencia del motor eléctrico no puede superar en ningún caso los 250 vatios (W) y estará disponible siempre que la velocidad no exceda de los 25 km/h, instante en el que el propulsor deja de aportar su energía y será únicamente el ciclista el encargado de mantener el ritmo… si sus piernas se lo permiten. En cualquier otro escenario ya no estaríamos hablando de una pedelec sino de un ciclomotor eléctrico, con todas las consideraciones legislativas pertinentes: matrícula, licencia de conducción, seguro, iluminación…
Así que excluiremos inicialmente a estas últimas de nuestra atención, porque el verdadero equilibrio entre la práctica del ciclismo y el apoyo eléctrico se encuentra en las pedelec. Que sea un motor regulado por un acelerador el que exclusivamente se encargue del movimiento del vehículo dista mucho del concepto de práctica deportiva que me gustaría recoger en este espacio. No se trata de ser excluyente o discriminar a otras bicis eléctricas, tan sólo considero que el futuro de este deporte pasa por el pedaleo asistido y cualquier otro formato puede ser tan válido como respetable pero en un contexto diferente, más próximo al motociclismo sin emisiones que al ciclismo.
Quede por tanto claro que siempre que desde aquí nos refiramos a las e-bikes o bicicletas eléctricas lo haremos exclusivamente a las pedelec, salvo que se indique lo contrario en casos puntuales. Es una forma de simplificar el asunto y, además, parece evidente que van a ser éstas las que acaparen el mercado por motivos obvios, comenzando por los condicionantes legales que soportan las bicicletas con apoyo eléctrico independiente, mencionadas con anterioridad.
Y ya que estamos en el capítulo de puntualizaciones, de definir detalles que sirvan para conocernos y entender la temática de este blog, adelanto que el enfoque más recurrente en los contenidos será el lúdico, de ocio principalmente fuera del asfalto. Existen, todos los sabemos, bicicletas eléctricas de uso urbano (incluso compartido en muchas ciudades españolas) y también comienzan a aparecer versiones de carretera. Sin embargo, creo que es el ciclismo de montaña el que se va a situar en el centro de la eclosión de las e-bikes, por una serie de razones que iremos descubriendo y analizando a partir de ahora.
Del mismo modo, me gustaría aclarar que este blog se destina al potencial usuario medio de una bicicleta eléctrica, entre otras cosas porque mi capacitación como ciclista no daría para mucho más. Me identifico con esas personas interesadas en realizar ejercicio con cierta frecuencia aunque con las limitaciones propias de las obligaciones cotidianas, que buscan una fórmula para potenciar su estado físico sin mayores pretensiones que disfrutar y sentirse mejor consigo mismo. Sí, me estoy dando cuenta de que mi definición se acerca peligrosamente al concepto tan de moda del fofisano… aunque siempre mejor que sea así que no al del sedentario.
Por el contrario, son muchos los ciclistas que tienen la enorme fortuna de, a base de esfuerzo y sacrificio, plantearse metas más ambiciosas, priorizando una faceta competitiva y mucho más pro del ciclismo. Me encantaría que ellos también pudieran encontrar en este espacio alguna información de interés sobre la bici eléctrica, diría que un buen complemento para su preparación, pero debo ser honesto y no crear falsas expectativas.
Pido disculpas si la introducción está resultando un poco tostón, creo que es importante aclarar el enfoque de este blog para que nadie se sienta decepcionado. Hay otros excelentes espacios y publicaciones dedicados al ciclismo urbano o de carretera, de larga trayectoria y prestigio reconocido, a los que podréis recurrir si ésas son vuestras prioridades.
Aquí hablaremos de bicis de asistencia eléctrica que nos ayudarán a disfrutar más de nuestro tiempo libre, de excursiones por el campo e incluso viajes pero sin considerarlas como un mero medio de transporte urbano. Espero que la propuesta os resulte interesante y sigamos viéndonos cada semana. La próxima ya entraremos en materia de verdad, prometido… ¡Hasta entonces!