Tres postes y tercer empate
Llevaba el Athletic una pésima racha en el Bernabéu: un solo punto en los últimos 14 años. Ya no estará tan solo ese punto, al que desde ayer se suma otro, que al Madrid a su vez le cuesta dos. El empate bilbaíno es premio a su partido de orden y atención defensiva, pero vino favorecido por la rareza de que el Madrid llevara tres veces el balón al palo. La primera Kroos, en una penetración en la que por una vez se abrió la defensa athlética; la segunda, un cabezazo feroz de Nacho, en un córner; la tercera, un buen cabezazo de Jovic que compareció al final a hacer valer su condición de rematador. Eso y ocho paradas de Unai Simón causaron el 0.
Fue un partido más bonito en la primera mitad que en la segunda, sobre todo por parte de los locales, en los que brilló la conducción de Modric y el continuo alboroto de Vinicius, que aunque no termina bien casi nunca crea pánico en la defensa rival. Eso le distancia de Rodrygo, que tiene una mirada más clara del juego, pero es mucho menos atrevido. No encara, no ataca al defensa, no crea desequilibrios. Metió, eso sí, dos centros buenos a Benzema, desde posición retrasada y cómoda, un poco con aire de sabio veterano, pero eso es poco. Claro que tanto uno como otro son jugadores muy jóvenes para cargar con el ataque del Madrid.
Es el tercer empate consecutivo del Madrid, siempre a causa de la dificultad para el gol. Benzema hace lo que puede, está con 12, pero hacen falta más que sumen en buena cantidad. La baja de Hazard llegó en el peor momento, cuando había alcanzado un pico de forma fenomenal, y ahora habrá que ver cuánto tarda a su regreso en ponerse de nuevo en ese pico. Aliviará la situación, pero el déficit está y con él va a cargar todo el año el equipo, que por lo demás se emplea con voluntad, excepción hecha de Bale. Salió por Rodrygo, con cara de que le debiéramos algo, soltó dos tiros y se desentendió de todo. Ya se sabe: Wales, Golf, Madrid...