Los cambios decisivos de Celades y Lopetegui
El movimiento de fichas
La recepción general
En el Pizjuán se miró con malos ojos una decisión clave de Lopetegui en el desarrollo del triunfo del Sevilla sobre el Leganés. Por la condición de colista del rival y el resultado momentáneo (0-0) no se entendió la entrada de Gudelj por Óliver Torres. La impopularidad del cambio no influyó en la resolución de Lopetegui, tomada en pos de recuperar el control perdido y contener el efecto del juego entre líneas de Óscar. Gudelj asumió la función con una clarividencia y un grado de tesón notables (18 pases buenos sin fallo, 67% de disputas ganadas...). La efervescencia del público no trastocó el juicio del banquillo.
Atacar la vulnerabilidad
La tragedia del Espanyol se sucede en cualquier instante. Da igual el adversario, el marcador y el contexto al carecer de carácter competitivo. Osasuna nunca se resintió de la ventaja adquirida por el conjunto perico en el primer tiempo y mantuvo su plan de conquista. El movimiento de Roberto Torres a la espalda del carrilero Víctor Gómez para sacar de posición a David López, el acompañamiento de Estupiñán y la carga al remate en el lado débil de Rubén García remiten al libreto de Arrasate. La pesadumbre del Espanyol se hizo notar ante un Osasuna que nunca renunció al ataque —93 acciones, el que más esta jornada— ni con un hombre menos.
La justificación apropiada
El estado anímico es un componente esencial en la trayectoria de un equipo o de un futbolista. La defensa de Sergio González a Salisu enlaza con la necesidad de mantenerle firme en la causa del Valladolid. El central está cuajando una temporada magnífica, haciendo olvidar a Calero, irreconocible en el Espanyol. Pero sus dos últimos partidos, en especial el de Vigo, han exteriorizado ciertas dudas en un defensa joven y en formación. Dos errores puntuales de Salisu pudieron costar la derrota pucelana en Balaídos y Sergio tiró de refuerzo positivo para recargar la moral de un jugador determinante en sus planteamientos.