La expectativa

El Mallorca tiene un ritmo propio como local, sujeto al sistema de Vicente Moreno. Abundan las razones para discutir la elección veraniega de Kubo por la dificultad de encontrar un acomodo regular en el once bermellón. Pero la calidad siempre se ha de imponer a las ataduras. Kubo se destapó ante el Villarreal en un momento relevante por las dudas que acechaban al Mallorca. Vicente Moreno insiste en que parta desde la derecha, con cierta libertad en fase de posesión. Ese grado de autonomía le permite intercalarse entre central, lateral y pivote rival para dar espacio a Joan Sastre en las incorporaciones y facultar las carreras en transición de Dani Rodríguez por dentro. Kubo debe moverse por esos lugares para expresar todo su talento y alcanzar la estima total de Vicente Moreno.

Ampliar

La virtud duradera

Se aprecia en el Sevilla la intención de la que carece un Betis insustancial. Aunque al conjunto de Rubi no le faltó corazón, actitud representada en sus carrileros, no le fue suficiente ante la envergadura de un equipo más hecho y con Ocampos desatado. El argentino posee el don de estar siempre en el sitio adecuado. Espera o ataca y decide. El fútbol y el gol acuden a él con espontaneidad.

El dúo dinámico

Algo se mueve en la banda derecha del Athletic. Capa y Williams hablan el mismo lenguaje y no se pisan sus zonas de influencia. Con su velocidad, profundidad y desborde sobrepasaron a Clerc y cuartearon al Levante. Fueron 41 acciones rojiblancas de ataque por ese costado y hasta siete centros de Capa, el héroe de la remontada. La crecida de su asociación promete incrementar los registros ofensivos del Athletic.

La faena incansable

Otra pareja reivindica el poder del consenso. Joselu y Lucas Pérez impulsan al Alavés, de nuevo firme en Mendizorroza y competitivo hasta la médula. Los dos delanteros no sólo se entienden en la definición de las jugadas. Son partícipes directos del nivel de intensidad y acoso sobre el rival que ha relanzado al conjunto de Garitano. Entre los dos protagonizaron 76 acciones de presión con una relación de efectividad que rondó el 50% de acierto ante el Valladolid. Ningún otro futbolista de LaLiga se acercó a estas cifras en esta jornada. Encima no fallaron a su cita con el gol.

La vieja sabiduría

Javier Aguirre regresó al fútbol español y demostró la inteligencia que siempre le ha caracterizado. Conocedor de la estructura táctica que había diseñado Pellegrino esta temporada, con jugadores de un perfil singular, el técnico mexicano recuperó la zaga de cinco para dotar de seguridad al bloque y marcar una línea continuista. Al menos de inicio. También lució valentía al reunir a los tres delanteros — Braithwaite, En-Nesyri y Carillo— en el tramo final para rescatar el empate ante la revelación que es ahora la Real Sociedad. Es un comienzo al que agarrarse.