Esta noche frente al Leganés (un club por el cual siento un cariño muy especial), el Madrid empieza una semana que podría resultar fantástica para sus intereses. Porque el sábado viene el Betis y el miércoles el Galatasaray. Tres partidos que deben aportar al equipo merengue puntos para seguir muy arriba en LaLiga y casi asegurar el pase para los octavos de final de la Champions. Estos tres encuentros contra rivales bastante accesibles tienen otra cosa muy importante en común: todos se juegan en el Santiago Bernabéu. Se le reprocha a Zidane no haber sido capaz de ganar tres partidos seguidos esta temporada, pues aquí está una magnífica ocasión para hacerlo. Sin embargo, creo que estaría bien que el público del templo madridista asumiera también su responsabilidad en este triatlón.

Es decir, que apoyase de verdad a su equipo y que no esperase los goles para animar a los suyos. Que sea un actor del evento con un papel relevante. Qué bonito y, sobre todo, que útil sería que los aficionados madridistas sean tan exigentes con ellos mismos como lo son con los jugadores que visten de blanco. Ser madridista no sólo otorga derechos (como por ejemplo disfrutar de los trofeos) sino también unos cuantos deberes. Algo que se ha olvidado en los últimos años. La falta de hambre después de haber ganado tanto también ha afectado a los abonados del Santiago Bernabéu...