El regate del gol a De Jong y el letargo del Espanyol

La obsesión confunde

El gol esquivo es la peor fortuna del delantero. Siempre se siente escrutado por su eficacia en la finalización más que por su aportación global al juego. Es el caso ahora de Luuk de Jong, peleado con la portería rival. Todavía no ha marcado en LaLiga tras 18 intentos de remate. El buen arranque del Sevilla en el Camp Nou no tuvo ascendencia sobre el marcador por hasta tres errores del holandés en la definición. Su sequía parece alineada con una ofuscación temporal. La obsesión siempre es un enemigo recurrente. De Jong mantiene la confianza de Lopetegui y Monchi, que miran más al juego que al gol. La participación del ex del PSV resultó fundamental en los grandes primeros minutos del Sevilla. Su poderío de espaldas motivó que el conjunto hispalense se asentara en campo contrario e impulsó los cambios de orientación a los costados que causaron la alarma en el Barcelona. Lopetegui finiquitó el debate con una sentencia lapidaria: “De Jong ha hecho muchas cosas bien”.

La sintonía desarrollada

Maxi Gómez planea en Mestalla con más determinación y acierto. Sólo ha necesitado nueve remates para hacer sus cuatro goles. La alta efectividad encuadra a un jugador que aumenta los registros del equipo. Su mezcla con Rodrigo diferencia al Valencia. La apertura en el marcador contra el Alavés aplaudió la intervención de ambos. Rodrigo recibió entre líneas y aceleró el ataque con un pase medido para Maxi. El cuerpeo del uruguayo con Laguardia y el lanzamiento sin levantar la cabeza revela la clase de delantero que es.

Saber qué hacer

Con el caparazón de resistente, el Getafe capeó el voluminoso comienzo de la Real Sociedad y la expulsión de Diego Llorente le dio alas. El conjunto de Bordalás entendió a la perfección lo que debía hacer con un hombre más en el campo. Por los márgenes divisó la victoria: 42 acciones ofensivas por la derecha, 15 centros laterales... Dio amplitud a su fútbol, con una doble banda clara –Damián y Jason por la derecha y Cucurella y Kenedy por la izquierda- para girar a los de Imanol. Los goles de la remontada llegaron de fuera a dentro para regocijo de Bordalás, ideólogo de la estrategia y exprimidor nato de sus jugadores.

Ser previsible

David Gallego es el primer entrenador destituido esta temporada por razones estrictamente futbolísticas. El despido de Marcelino respondió a un juicio distinto. El Espanyol no se ha encontrado en este inicio liguero, carente de un plan y perseguido por su previsibilidad. Ni cuando mejor estuvo como contra el Valladolid le acompañó esa dosis de fortuna siempre necesaria. En Mallorca volvió a pecar de falta de una idea ofensiva reconocible ante un rival que se cerró bien por dentro y le obligó a escapar por fuera. El Espanyol asumió la posesión de balón, con una cuota media del 62%, pero el mando del partido recayó en el Mallorca. Se sucedieron asociaciones inocuas en la zona defensiva -48 entregas intercambiadas entre los centrales- sin saltar líneas en casi ningún momento. El dato de 99 pases recibidos de Lluis López, señalado en el gol de Budimir, simboliza la etapa baldía de David Gallego en el banquillo.

Los méritos y la realidad

El Leganés sale peor parado que el Espanyol en la clasificación, colista con apenas dos puntos, pero los síntomas que deja invitan al optimismo. El ruido del VAR ha aplacado los merecimientos que adquirió contra el Levante pese a una derrota absolutamente injusta. Llegó una y otra vez al área granota, generó hasta 11 jugadas de gol y sólo la extraordinaria actuación de Aitor Fernández rebatió todo sus argumentos. El portero y Campaña fueron los artífices de la alegría del Levante. El mediocentro reconvertido en Butarque a volante izquierdo hizo el segundo gol, pero su aparición en sectores interiores a la espalda de la medular del Leganés propició la polémica acción del penalti.

La fuerza vencedora

Hay equipos que se ven ganadores bajo cualquier circunstancia. Esa seguridad ciega en sí mismos se manifiesta como un aliado incontestable en la búsqueda del triunfo. A Osasuna le sigue esta efervescencia exitosa cuando juega en casa. Ante el Villarreal dio la vuelta al partido a partir de creer, la hiperactividad de Chimy Ávila y a un sistema de presión que caricaturizó la salida de balón amarilla. Sobre los centrales, sobre Iborra y Anguissa, sobre todo jugador del Villarreal, Osasuna apretó de forma extenuante y provocó hasta 23 pérdidas del bloque de Calleja en campo propio. Ningún equipo recuperó esta jornada tan cerca de la portería rival como hizo el conjunto rojillo. La fe mueve montañas, pero no tanto como el trabajo táctico de Arrasate.