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LA CAJA NEGRA

El guerrillero del balón

Actualizado a
GRAF5770. PAMPLONA, 20/09/2019.- El delantero argentino de Osasuna Chimy Ávila (d) y Javi Garcia del Betis pelean por conseguir controlar el esférico durante el partido que han disputado ambos equipos esta noche en el Estadio de El Sadar correspondiente a
Jesus DigesEFE

Saber jugar

Rafinha sabe de que va esto. Su redebut con el Celta puso el acento en sus cualidades. El criterio en la asociación, el acierto de sus movimientos, la capacidad de apoyo y el alto nivel técnico ensalzan a un jugador que no se empequeñeció contra el Atlético. Se impulsó por todo el frente de ataque y oxigenó la circulación con toques siempre adecuados. En el primer tiempo completó todos sus pases -28, 16 en campo contrario- y durante todo el encuentro conectó al menos una vez con todos sus compañeros, incluido Rubén Blanco. Rafinha conoce el juego de arriba a abajo.

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De una y mil formas

Hay victorias reveladoras, más significativas por el cómo y el momento, que ofrecen la visión completa de un equipo. La Real Sociedad gana de una y otra forma en este inicio de temporada, con el balón como hilo conductor. En Cornellá se impuso al Espanyol de principio a fin, abundó en su fútbol de toque y añadió una dosis de verticalidad hiriente para el rival. El equipo de Imanol puede correr a través de los desmarques de Portu y Oyarzabal por los carriles exteriores y el buen pie de Odegaard y Merino como lanzadores. Al noruego le encaja más el dinamismo del ex del Girona que el concepto que propone de Januzaj. La Real articuló dos transiciones mortales de necesidad en los dos primeros goles que arrodillaron al Espanyol. Sólo montó nueve acciones de contraataque, pero cinco de estas acabaron en remate y tres en gol. Su juego aúna ya control, precisión y vértigo al mismo tiempo.

La mano del entrenador

La caída del Barcelona en Los Cármenes deja tan mal al equipo de Valverde como elogia al Granada. Diego Martínez se consolida como un entrenador minucioso, trabajador e intervencionista en su justa medida. La titularidad de Azeez para engordar la medular junto a Herrera y Montoro se convirtió en una decisión providencial, pese a algunos desajustes del futbolista nigeriano en la presión durante el primer acto. Su coordinación con los otros dos centrocampistas acható al Barcelona tras la salida de Messi y Ansu. El repliegue intensivo del Granada funcionó y Azeez ejerció como actor principal.

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El activista ofensivo

El rendimiento de un delantero se vincula al gol, pero hay atacantes cuyo repertorio resulta mucho más amplio. Es el caso del Chimy Ávila, peleado ahora con la definición. Sus desmarques de ruptura y actividad continua aportan una salida a Osasuna y provocan el desequilibrio. El duelo ante el Betis volvió a delatar estas habilidades, aunque no termina de ver puerta. Ávila estiró a su equipo, peleó cada balón en largo –recibió cuatro entregas de Rubén- y se entendió con Adrián. Es un guerrillero del balón.

El talento secundario

Son incontables los enfrentamientos que se resuelven a partir de la actuación de un hombre salido desde el banquillo. El Villarreal refrendó esta máxima contra el Valladolid. El volumen de su plantilla le permite a Calleja disponer de soluciones distintas tanto individuales como colectivas. Ontiveros y Chukwueze alteraron el panorama desde su descaro. Son futbolistas desacomplejados, de pura calidad y desparpajo. No necesitan acumular acciones con el balón -12 apariciones de Ontiverons y 18 de Chukwueze- para tener ese aire de jugador diferencial.