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Una Liga de magnitud mundial

La Liga Endesa 2019-20 pega el pistoletazo con una doble jornada encorsetada en seis días consecutivos, sin apenas descanso después de la Supercopa, que a su vez se celebró sin apenas reposo tras el Mundial de China. Su arranque al rebufo de estos dos sonados eventos ha añadido interés al campeonato.

Hasta 40 jugadores de la ACB disputaron la Copa del Mundo, un número que casi hubiera permitido formar cuatro selecciones. De ellos, 14 finalistas españoles y argentinos siguen en la Liga. La guinda de oro fue el triunfo de España, que ha devuelto la alegría al baloncesto patrio. La Supercopa dilató la fiesta el siguiente fin de semana, con 12.348 espectadores en el WiZink Center, lo que supone un nuevo récord en el torneo, y con el primer Clásico Madrid-Barça en la primera final de la temporada.

Este curso se han marchado pocas estrellas: Poirier, Ayón, Voigtmann... Y han venido o han regresado muchas más: Mirotic, Davies, Higgins, Mickey, Henry, Abrines, Marinkovic, Bourousis, Rivers, Motum, Colom, Zisis, Delaney, Aguilar, Slaughter.... Hay motivos para pensar que estamos ante una Liga de magnitud mundial. Oro de muchos quilates.

La Liga trabaja para renovar el producto, tras comprobar que la afición peinaba cada vez más canas y los jóvenes no llegaban a las gradas ni a las pantallas. La ACB ha cambiado el logo, ha insistido en Broncano como presentador, ha sustituido a las cheerleaders por espectáculos de cultura urbana... Material de primera y buenas intenciones. Ahora hay que ver cómo se fusionan estos ingredientes con el juego.

Porque la Liga no sólo es el deslumbrante oro del Madrid o el Barça, equipazos con presupuestos superiores a los 40 millones. Junto a ellos también cohabitan otros metales más sufridos como ese Fuenlabrada que perdió en la Supercopa por 55 puntos. Todos son ACB. La liga regular se estrena con atractivos, pero tiene difícil mantener la tensión hasta el playoff de mayo. El globo se desinfla por el camino, salvo en la ventana de la Copa del Rey. El debate sobre el sistema de competición sigue abierto. No hay que tener miedo a crecer.