El TAS acepta la discriminación

El Tribunal de Arbitraje Deportivo reconoce que la decisión es “discriminatoria”, pero aun así ha decidido discriminar a Caster Semenya, a Francine Niyonsaba y a todas las mujeres cuyo único pecado ha sido nacer con un Desarrollo Sexual Diferente (DSD). El TAS ha resuelto a favor de la medida de la IAAF de medicar a todas aquellas atletas con hiperandrogenismo; es decir, con exceso de testosterona por causas naturales. Lo ha llamado “discriminación necesaria”, para preservar la igualdad en el atletismo femenino. Aunque el asunto no es para tomárselo a risa, en las creativas redes sociales rápidamente han comenzado a bromear con reducir la estatura de los jugadores de baloncesto para igualarlos con los más bajitos, por ejemplo. Es una exageración, claro, pero con un trasfondo serio. Se ha abierto una puerta muy peligrosa.

La intención de la IAAF en beneficio de esa igualdad es que las mujeres DSD se mediquen con estrógenos para reducir sus valores y equipararlos con los del resto de atletas. Así aprueba oficialmente un dopaje a la inversa, con algunas de sus consecuencias más preocupantes: toda medicación tiene efectos secundarios. La resolución del propio TAS advierte sobre estas secuelas, pero no las considera de la suficiente gravedad para tumbar la regulación federativa. Otro aspecto que ha llamado la atención es que sólo se aplicará en las distancias que van de los 400 metros a la milla, por lo que las velocistas, tantas veces anabolizadas, quedan exentas de sospecha. La medida es claramente anti-Semenya, para indignación de todo un país, Sudáfrica, al que ha apoyado incluso la ONU. Más allá del deporte se habla de Derechos Humanos... De esa discriminación que acepta el TAS.