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Patinador en tierra de toreros

La pregunta se la hacía un periódico canadiense, 'The Globe and Mail', en noviembre de 2011. “¿Es posible que surja un patinador artístico en la tierra de los toreros?”. Javi Fernández, un chaval de por entonces 20 años, acababa de deslumbrar con sus programas en el Skate Canadá, del ISU Grand Prix. Y en un país donde patinar es tan natural como correr, la aparición del de Cuatro Vientos se celebró como algo exótico e increíble, quizá como una extravagancia de recorrido limitado.

Javier Fernández debía ser algo fugaz, una excentricidad como aquel 'Niño del Sol Naciente', el japonés Atsuhiro Shimoyama, que intentó ser torero aquí pero al que un novillo retiró de los ruedos en 1995 sin poder tomar la alternativa. Sin embargo, a Javi no le ha retirado nadie. Ni los rivales (el canadiense Patrick Chan, los japoneses encabezados por Yuzuru Hanyu o la cantera inagotable de Rusia...) ni la soledad en Moscú o Toronto, donde tuvo que emigrar. Se ha ido él por la puerta grande con un séptimo título europeo, un desafío arriesgado que podía haber dejado un sabor de boca amargo en caso de fallar después de haber sido dos veces campeón mundial y bronce olímpico. Pero una vez más echó la pierna p’alante.

Ahora, sería de locos no aprovechar su experiencia para que su legado no quede como una rareza en la tierra de los toreros. De momento, la Federación de Hielo planea su centro de alto rendimiento en Barcelona y no en Madrid, donde quiere tener su base. Él tiene mucho que decir y enseñar. No dejen que se aburra de esperar una buena propuesta.