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El VAR está en sus horas más bajas

Termina la primera vuelta y, por desgracia, estamos con el VAR en sus horas más bajas. Este domingo ocurrieron de nuevo cosas que no deberían haber ocurrido y que alineadas con la reciente polvareda que formó la jugada de Vinicius, están contribuyendo al descrédito del sistema. Para Velasco Carballo, que hoy saldrá a dar explicaciones (y tiene buen estilo y poder de convicción), se trata de un problema de digestión. Lo malo es que la digestión es más complicada si en la comida se cuelan piedrecillas entre las lentejas, y eso está pasando. El número de entrenadores, clubes y aficiones defraudados y quejosos está aumentando.

Habrá que insistir en que esto no es la perfección, pero creo que es justo apreciar que ha habido una mejora. En esta primera vuelta, el VAR ha producido 59 interrupciones en 190 partidos. Engorrosas todas, pero útiles casi todas. Esas 59 interrupciones han corregido 58 errores del primer golpe de vista del árbitro de abajo. Eso hemos ganado. ¿Cuántas injusticias se han escapado? Cada cual tendrá su cuenta, su Vinicius de turno, pero no creo que, juntando todo, nos salgan más de diez o doce. Es decir, que de 70 (o así) errores que hubiéramos tenido sin el VAR, hemos bajado a sólo una docena, si llega. No es perfecto, pero no está mal.

Lo malo es que ahora duelen más, porque hay la posibilidad de una revisión que si no se hace no sabemos por qué. Ahí está el quid, en el difícil límite entre lo que se repasa y lo que no. No se repasa el penalti mal pitado a favor del Atleti pero sí la larga jugada en la que al propio Atleti le anulan el gol, en busca de una falta menor, que se produjo diez toques antes, y me estoy refiriendo a un mismo partido y a dos jugadas de beneficio opuesto. En esta cuestión de qué se revisa y por qué es en lo que Velasco tiene que afinar, antes de que el descrédito aumente y haya más trileros como Florentino, que tapa su fracaso en los defectos del sistema.