El Madrid ganó como equipo pequeño
El domingo lo cerró el partido del Villamarín, resuelto in extremis por un gol de falta de Ceballos, un ex de los locales que llevaba poco en el campo, al que había saltado entre pitos. Fue un final inesperado de un partido que estaba retratando muy mal a Solari, por el abandono de su equipo en la segunda mitad. Salió con línea de cinco defensas, un escudo de dos por delante, Casemiro y Valverde, y sólo tres jugadores creativos, Modric, Benzema y Vinicius. Con eso se fue al descanso ganando 0-1. Cazó el gol en uno de sus contraataques y defendió bien, con atención y con mucha gente: todos menos Vinicius y Benzema.
Era una manera poco brillante de jugar, pero se podía entender por una especie de ataque raro de Solari ante tantas bajas arriba, agravadas por su determinación inflexible de relegar a Isco. Justo antes del descanso se lesionó Benzema, con fractura del meñique de una mano. Salió Cristo por él y el Madrid dimitió definitivamente de cualquier intención de soltar un triste contraataque. Se quedó empotrado atrás, regalando el campo y el balón a Joaquín y a Canales, que urdían el juego del Betis mientras Isco y Ceballos chupaban banquillo. El gol se retrasó, pero acabó por llegar, por medio de Canales y con permiso del VAR.
A esas alturas, la imagen del Madrid y de Solari era horrorosa. Y lo siguió siendo tras el cambio de pasar a defensa de cuatro, para lo que entró Ceballos por Reguilón. Luego entraría Brahim por Valverde, subrayando aún más el ostracismo de Isco. No mejoró el Madrid, pero le salvó un milagro: una arrancada de Casemiro, derribo al llegar al área y falta que Ceballos, dolido por los pitos, marca, por el palo de Pau, que apostó por el otro lado. Disgusto para el Betis y alivio para el Madrid... a medias. Ganó como equipo pequeño, jugando al cerrojo, sin atrevimiento. LaLiga está perdida pero espero que para la Champions haya otro plan.