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La Chica ye-yé, Gento, Cesc...

La Chica ye-yé

Da gusto encontrarse a Concha Velasco en el cine, en el teatro, en la radio y en la vida. La conocí cuando no era aún ni la Chica ye-yé que dominó los escenarios de la premovida nacional, cuando aún reinaba la dictadura. Y ahora da gusto encontrársela también en una obra de arte que firma, como editor general del libro Real Madrid C. F., el mejor equipo del mundo, el periodista Antonio Papell, notorio en su oficio por una obra dilatada y también, como el presidente del Madrid, Florentino Pérez, Ingeniero de Caminos. Ahí es donde la aficionada ye-yé escribe por qué es del equipo blanco.

Potencia de Gento

Dice Concha: "Nunca sabemos por qué ‘nos hacemos de un club’ o de otro, no recordamos el momento exacto. Yo siempre he sido del Madrid. Quizá porque me hizo especial ilusión que el 'Madrid ye-ye' coexistiera con mi 'Chica ye-yé'". Qué tiempos, aquel equipo heredero de la potencia de Gento y la alegría del fútbol de Di Stéfano. El Madrid ye-yé vino a darle ligereza a la historia. Para los barcelonistas, Gento era la galerna del Cantábrico, una especie de navío perfecto que llevaba a los otros por los mares de la amargura. Ahí está aún Gento, orgulloso portento de una época blanca.

"El único vivo"

Y allí estaba Gento, en el acto multitudinario de presentación, en el palco del Madrid. Presidente de Honor, junto a Florentino Pérez y a Antonio Papell y a coautores del libro (Jorge Bustos, Benjamín Prado y Manuel Jabois). Me contó Papell, después, que estuvo veinte minutos con Gento, repasando fotos de este libro, una especie de regalo de Reyes para los aficionados. Gento le dijo, mirando retratos de las viejas glorias: "Y el único vivo soy yo". Hay ese momento en que alguien es el único que queda para contarlo. La herencia de Gento debe maravillarle a él también. Y ahí está, rocoso como su memoria, esta potencia de la historia.

Cenizas de gloria

Hay la gloria, esa que protagonizan Gento y los suyos, y hay cenizas de la gloria. Ahí está Mourinho, cuyo nombre se ha citado como un posible retornado a la disciplina madridista. Lo sacaron del United y de pronto empezaron a caer sobre él suposiciones y fotografías, hasta convertirlo, ay, en reo de la prensa del corazón, que ahora es ya casi toda la prensa. Su valor futbolístico se ha ido devaluando como si se desgastara en unos minutos lo que su valor y su arrogancia fabricaron durante años. En una época Mourinho daba para hablar de fútbol. Ahora da para hablar de cuchicheos.

Tenerife resurrección

Mi amigo ilicitano Antonio Guilabert, buen lector de As, me tiene al tanto de los avatares del fútbol y siempre me alerta de lo que le pasa a su Elche. El Elche es, para los veteranos, un nombre mayúsculo. E iba a jugar ante el Tenerife, de mi alma y de mi tierra, de lo que me avisaba Guilabert. El nuestro se desperezó un poco, resucitó y ganó el partido. Me sorprendí en el salón, solo, ante el televisor, jaleando a sus jugadores, imaginando hasta el tiempo que debía hacer en el Heliodoro. Como en ese libro sobre el Madrid, el fútbol deja intacta la memoria de lo primero que amamos.

Cesc se va

Me produjo emoción la despedida de Cesc Fàbregas, exjugador del Barça, ex de la Selección, jugador cuya voluntad es mayor que su arte, siendo éste también considerable. Se va del Chelsea. Los futbolistas son almas en pena cuando dejan el campo, aunque sea para ser sustituidos, pues su función es jugar, ese es el valor que los mantiene. Cuando dejas el campo, además, sin rumbo fijo desatas en el aficionado (es lo que me sucede) la sensación de desamparo. Puede ser un millonario, pero desamparado. No sé qué porvenir le aguarda, pero en sus ojos me pareció ver, al irse, el resplandor triste de una lágrima.

La frase

"Me hizo especial ilusión que el 'Madrid ye-yé' coexistiera con mi 'Chica ye-yé'".

Concha Velasco, actriz, en el libro 'Real Madrid C. F. El mejor equipo del mundo'.