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Lydia y el derrumbe del techo de cristal

Lydia ha sido la primera mujer en muchas cosas. La chica de Camponaraya que necesitaría otra estantería en la habitación, ya no le entran todos los trofeos. Uno de los últimos fue un título: el Bierzo le nombró hija predilecta en julio. Es la primera mujer. Antes sólo lo habían recibido hombres. El locutor Luis del Olmo, el poeta Juan Carlos Mestre, el compositor Cristóbal Halffter. Otra puerta derribada por la halterófila que huele a Calvin Klein Be, bote negro. La conozco bien, también es la mía, de toda la vida.

Cuando empecé a utilizarla era 1994 y en León el deporte era el Elosua, después Baloncesto León. Todos queríamos ser Xavi Fernández. En los recreos de Agustinos, mi colegio, lanzábamos tiros libres, triples, para intentarlo. Pero Xavi Fernández se fue, el Baloncesto León descendió y otro equipo empezó a llenar el Pabellón de Deportes. El Ademar. Entonces todos quisimos ser Juanín García. O, si no, Manolo Martínez, lanzador de peso. Y entre ellos y la Ponferradina de Segunda y la Cultural de Rubén de la Barrera apareció una mujer. Ella, Lydia. Hoy en León las niñas ya pueden ser como ella como la generación de mi padre quiso ser César y después Marianín, Villafañe u Ovalle.

Lydia ha tenido que levantar el peso de ser mujer en el deporte. La halterófila con muñequeras de Hello Kitty que ha ido llenando los podios del mundo de corazones, su gesto en la victoria. Ese que hace después de levantar 258 kilos, los que la hicieron campeona del mundo en Anaheim, Estados Unidos, en 2017, o los 113 de hace nada en Asjabad, Turkmenistán, para colgarse el oro en arrancada del Mundial. También ganó el total. Bronce en Río, ya tiene la plata de Pekín y aún le falta eso que en Londres no recibió y era suyo: el oro olímpico. Ella, cuarta, había sido limpia, legal, las tres por delante no. Espera la medalla mientras sigue haciendo historia. Uno de sus próximos retos va de fútbol: hacer el saque de honor en un partido de su otro equipo, el Atleti. El primero es la Ponfe y ese ya lo cumplió, 27 de agosto de 2016. Muchas niñas tomaron fotos. De Lydia, su ídolo, la halterófila que en cada una de sus arrancadas derrumba el techo de cristal.