Espero que el tuneado merezca la pena

Espero que cuando esté terminado, el tuneado del Bernabéu sea de verdad una cosa extraordinaria, porque su costo va a ser grande. Y no hablo sólo de los 600 millones (más que el Wanda y el San Mamés, estadios de nueva planta, juntos) sino por cosas como la del Camp Nou y las que estén por llegar. El empobrecimiento progresivo de la plantilla se tradujo en un berrinche mayúsculo en el Camp Nou, que acabará por llevarse por delante a Lopetegui. Falto de los goles de Cristiano, el Madrid entró primero en una crisis de resultados y luego de confianza. Y salió al Camp Nou tembloroso y se marchó abatido, a siete puntos del Barça y noveno.

Todo empezó a descoserse pronto por el carril de Jordi Alba, del que Bale se desentendió. Por ahí llegaron las flechas de los dos primeros goles, que terminaron de descomponer al equipo. El final del primer tiempo fue espantoso por parte del Madrid, presionado, equivocándose en la salida, a merced de un buen Barça. Tras el descanso, Lopetegui reordenó el equipo con tres centrales (bajó ahí a Casemiro) y Lucas Vázquez y Marcelo sueltos por las bandas. Entre eso y una reacción de vergüenza torera general (con alguna oprobiosa excepción, como Bale) hizo pensar que las cosas podían cambiar. Entró el 2-1, estuvo cerca de llegar el 2-2...

Pero el Madrid, necesariamente volcado, se expuso mucho. Como el jugador de la ruleta que al final pone su resto, el reloj y hasta lo que le queda para el taxi de vuelta. Valverde, además, también se movió. Modificó el equipo con Semedo y Dembelé y así explotó mejor la situación. Entre eso, la noche desatada de Luis Suárez y la melonada de turno de Sergio Ramos, el resultado alcanzó un registro escandaloso, pura felicidad para los barcelonistas, abatimiento profundo para los madridistas, que lo veían venir. Ahora se supone que Florentino se desquitará echando a Lopetegui, pero eso no le devolverá los 50 goles de Cristiano.