Por un Clásico sin huérfanos

Cada uno es huérfano o lo será algún día. Porque es ley de vida. En mi caso soy huérfano de padre desde hace 35 años. Demasiado temprano para que sea aceptable y curable. También se puede ser huérfano de unos amigos que se fueron a otro país, de un estilo de vida que la modernidad ha hecho desaparecer o de muchas otras cosas con las cuales habíamos establecido unos (creíamos) irrompibles lazos. Sin embargo, nadie se puede sentir huérfano de un futbolista, sea cual sea su talento. Ni siquiera de dos futbolistas. Desde hace unos días, fuera de España pero también un poco aquí, se ha dicho que el Clásico de hoy que se jugará en Barcelona carecía de interés por las sonadas ausencias combinadas de Leo Messi y de Cristiano Ronaldo. Que el partido más famoso del mundo iba a ser huérfano de estos dos 'monstruos'. Pues amigos, a mí todas esas aseveraciones exageradas me parecen falsas y ridículas.

Con todo el cariño y el reconocimiento por el apasionante duelo que el argentino y el portugués han ofrecido durante casi una década, creo sinceramente que todo eso pesa muchísimo menos que los 119 años del Barça y los 116 años del Madrid. Que la rivalidad ha existido antes que estos dos futbolistas y que existirá después. Los enamorados del fútbol de España no somos como estas adolescentes asiáticas que pueblan ahora los estadios de la Premier League y que sólo ven estrellas mediáticas dónde, nosotros, vemos clubes que se enfrentan en un deporte maravilloso.