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El Sky no acepta el reto

Los 22 equipos participantes y sus 175 ciclistas (todos menos el desganado Richie Porte) desfilaron este jueves por el Teatro Romano de Málaga. La Vuelta a España ya está aquí. Se hizo raro ver la alineación del Sky, el equipo más poderoso del mundo. Este año no ha venido Chris Froome, tan ligado siempre a esta carrera, porque ya lleva en el cuerpo el Giro, que ganó, y el Tour, donde acabó tercero. Si hubiera conquistado las dos grandes, seguramente hoy estaría en la Costa del Sol para intentar el inédito triplete. Froome siempre ha sido amigo de desafíos. Por eso este año se apuntó al Giro, una muesca que no tenía en su palmarés. Bueno, por eso y por los dos millones de euros que habría soltado la Corsa Rosa a su equipo. La ausencia del africano en esta 73ª edición de la Vuelta tiene su justificación, no se le puede poner ningún pero.

Otra cosa es el Sky. Después de haber ganado el Giro con Froome y el Tour con Geraint Thomas, lo lógico y lo obligado en un equipo que maneja el mayor presupuesto del pelotón, el doble que sus principales rivales, era perseguir la triple corona. Thomas, que sí la tenía prevista en su planificación, ha optado por un calendario paralelo con las Vueltas a Alemania, que comenzó este jueves, y a Gran Bretaña. A esta última, importante para su patrocinador, también irá Froome. La alternativa era Egan Bernal, el campeón del futuro, pero sufrió una dura caída en San Sebastián, poco después de ser confirmado a la organización. Así, el Sky presenta como líderes a De la Cruz y Kwiatkowski. Merecen el máximo respeto y seguro que brindarán una buena carrera, pero sus galones son de menor graduación.