España-Portugal, la hora de la verdad
Cuando sale el toro, todo el mundo se sienta, dicen los del mundillo. Se acaban las discusiones, los saludos y todos a ver qué pasa. Ayer salió el toro para Rusia y Arabia Saudí, y hoy lo hará para nosotros. Desde que se mueva el balón, Lopetegui habrá pasado a ser historia. El oponente, ya saben, es Portugal, equipo difícil esté quien esté en nuestro banquillo. Es el campeón de Eurocopa con una receta parecida a la de Simeone: esperar, arriesgar poco, penalizar los errores del rival. Y con Cristiano Ronaldo, que viene a marcar un gol en cada partido, cuando no son más. Jugar contra él equivale casi a saltar al campo con un gol en contra.
Pero tenemos equipo. No espero variaciones respecto a lo que hubiera hecho Lopetegui, que nos deja una buena herencia. El equipo es el que es, hay pocas dudas (Koke o Thiago, según el rival, este nueve o el otro...) y funciona. El primer partido, eso sí, resulta muy especial. Se viene jugando mentalmente desde el sorteo, los futbolistas lo han repasado en la cabeza durante muchas semanas y en general tardan en soltar los nervios. Pero lo mismo que les pasa a los nuestros les habrá pasado a los de Fernando Santos. Luego, el Mundial entra en normalidad, con un partido cada pocos días, pero este primero es un trago. Y éste llega con vísperas raras.
Yo, que soy optimista por naturaleza, espero incluso que el suceso sirva para hacer piña. Las plantillas suelen tener reacciones así, se ha visto con frecuencia. Y mientras ellos preparan este partido, Lopetegui fue presentado ayer en el Bernabéu. Es un buen entrenador aunque no dejo de pensar que llega de quinto plato. Si Pochettino o Löw o Allegri o Klopp, cualquiera de ellos, le hubiera dicho sí a Florentino, nos hubiéramos ahorrado este berrinche, que ha colocado al Real Madrid en la posición de saboteador de La Roja. Su presentación se convirtió en un gratuito e insidioso acto de desestabilización en la misma víspera del primer partido.