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Este Madrid fabrica antimadridismo

El día que iba a ser el de la margarita de Griezmann rompió en un imprevisto: el Madrid anunció formalmente que ficha a Lopetegui para tres años. A tres días del partido con Portugal, la noticia cayó como una bomba. Resulta que el seleccionador, de tan buena mano hasta ahora, estaba jugando con dos barajas, y por lo que sea el asunto se ha revelado antes de tiempo. Su mando con el grupo no podrá ser el mismo. Sus chicos le mirarán de otra manera. Su dedicación tampoco podrá ser la misma. En su cabeza se mezclarán los rivales de España con el manejo de los temas que le esperan en el Madrid: Cristiano, Bale, Neymar, la portería...

Francamente, la noticia me cayó como un tiro. No porque Lopetegui sea entrenador del Madrid para los próximos tres años, que me parece una elección buena y en sí respetable. Pero el día y el modo me parecen horribles. Se percibe un cierto aire de traición al grupo al que ha llevado al Mundial, a su nuevo presidente, Luis Rubiales, con el que acaba de renovar, y a toda una afición que está pendiente del Mundial y que ahora ve que al líder de la causa le interesa más otra cosa y firma por el Madrid, que ha resuelto su problema a costa de trasladárselo a la Selección, que es como trasladárnoslo a todos los aficionados de este país.

En su derecho está Florentino de hacer lo que ha hecho. Pagará los dos millones de cláusula, una cantidad insignificante en su escala. Ya tiene entrenador, puede dormir tranquilo. Pero esto tiene un coste que se hubiera podido evitar bien eligiendo a otro o al menos atrasando el anuncio de este acuerdo hasta el final de la Copa del Mundo. Con esto, el Madrid ha hecho daño a mucha gente en este país, en el que tiene una significación que no se puede ignorar. Esa forma de ir por la vida, avasallando cualquier consideración que no sea el propio interés me resulta profundamente desagradable. Acabe esto como acabe, ha empezado muy mal.