El deporte español se ralentiza

El deporte nunca es ajeno al movimiento político. La llegada de Pedro Sánchez como presidente español trae consecuencias. De entrada, el nuevo Gobierno deberá administrarlo, igual que el resto de ámbitos, con unos presupuestos que no son los suyos. En una extraña paradoja de la política, el líder del PSOE accedió este viernes al cargo a la par que José Ramón Lete presentaba esos números en el Senado: 194 millones, de los cuales 54 están destinados a las Federaciones. Al menos en esto podrán mantenerse tranquilas, porque no sufrirán cambios en unas gestiones en las que, en la mayoría de casos, ya han adelantado dinero. Otra cosa será la nueva Ley del Deporte, cuyos trámites se van a ralentizar. Y eso que los cuatro principales partidos han mostrado consenso, al menos en la idea original de que la norma está obsoleta.

Este verano estaba previsto un primer borrador para finales de junio. Un plazo que ya se antoja imposible, entre otras cosas porque Lete pasa a ocupar su cargo en funciones hasta que se produzca su cese y el nombramiento de otro presidente del CSD. Con Mariano Rajoy en un Gobierno sin mayoría, esta era una de las pocas reformas con visos de prosperar. Como hay cierto acuerdo en lo esencial, aún podría seguir adelante, pero con los matices propios del nuevo Gobierno y ya veremos en qué fechas. El próximo jueves, ADESP presentará un estudio sobre la radiografía de nuestro deporte. No ha trascendido el contenido, pero se adivina que, en comparación con otros países del entorno, España aporta mayores éxitos con menos inversión del Estado. La nueva ley debe responder a ese desajuste… Que ahora se alarga.