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Zidane y Keylor merecen foco como grandes artífices del éxito en la Champions

El 'Zid' campeador. Tres Champions consecutivas y nueve títulos en dos años y medio parecían números impropios de esta tierra. El futbolista que se convirtió en mago; el mago que resultó icono; el icono que se hizo entrenador meritorio; el entrenador meritorio que se transformó en técnico campeón; el técnico campeón que escribió una página única en el club más exitoso de todos los tiempos… Eso es Zidane, uno de los mejores futbolistas de siempre, convertido en uno de los entrenadores más laureados de la historia en tiempo récord. En esta Champions, influyendo más que nunca en los partidos, cambiando guiones, aportando soluciones y quitándose importancia.

El trono de Keylor. No han dejado de moverle la silla desde que llegó a la portería del Real Madrid. La coletilla de que no está entre los cinco mejores porteros del mundo ha calado. Los nombres de De Gea, Alisson, Courtois, Oblak y Kepa siguen planeando. Zidane se mojó por él. En esta Champions falló más de la cuenta, pero se levantó como un gigante. Su paradón en la final al disparo de Arnold le hizo justicia. El Madrid tiene un porterazo; el Liverpool, no.

De Cristiano a Bale. Cristiano, de manera desastrosa, acaparó el foco que no se ganó esta vez y Gareth Bale, tras dejar la estampa de la final de Kiev con esa impresionante chilena, pedía continuidad o pista para marcharse. Es difícil descifrar la torpeza del momento elegido para reivindicarse, afeando un hito sin igual para el Real Madrid y para la historia de su deporte. Lo peor del caso es que los dos, en el fondo que no en la forma, tienen razón. Cristiano no puede estar a una distancia tan importante de los sueldos de Messi y de Neymar por una cuestión de estatus y de imagen; Bale no puede ser carne de banquillo, cuando el United pagaría lo que fuese por hacerle su bandera.

La séptima de Chendo. Uno de los hombres más felices en las celebraciones del Real Madrid fue el delegado del equipo, Miguel Porlán 'Chendo'. Él, como pocos, tiene la perspectiva de lo durísimo que es conseguir una Champions, después de 32 años sin hacerlo. Lo vivió como jugador cuando participó en la consecución de La Séptima en Amsterdam. Posteriormente, en su papel de delegado, ha vivido las seis siguientes, sentado junto a Del Bosque, Ancelotti o Zidane. Un testigo único de la inmensidad del éxito del club blanco.