Ayer Salah, hoy Cristiano Ronaldo...
Leí una vez una entrevista a Woody Allen en ‘L’Équipe Magazine’ en la que elogiaba el deporte como espectáculo sin igual. Venía a decir que cualquier gran película u obra de teatro te puede atrapar durante dos horas, pero que la capacidad que tiene el deporte para cambiar de golpe el argumento y provocarte una sacudida inesperada es único. Lo recordé anoche cuando el 5-0 de Anfield, donde nos parecía estar asistiendo a una matanza, se trocó de golpe en un 5-2 y dio lugar a un final de partido en el que el Roma hasta mereció más. Al menos quedó a distancia de 3-0 para el retorno, justo el resultado con el que volteó al Barça.
El deporte es tremendo, el fútbol es tremendo. Y Salah es tremendo. He ahí un claro candidato a suceder en el trono a nuestros Cristiano y Messi. Él demolió al Roma. Marcó dos goles, luego dio el tercero y el cuarto. Iba la cosa por el quinto cuando Klopp decidió retirarle, y fue como si al Roma le quitaran un puñal del costado. Se vino arriba, enmendó en lo posible el resultado y puso de relieve que el Liverpool no es tan fuerte por atrás como por delante. Imagino que los romanistas pasarían en esos minutos del abatimiento y el bochorno al entusiasmo ante la perspectiva de repetir lo del Barça. La Champions es un gran invento.
Ahora le toca al Madrid, que ya ‘no se caga en los pantalones’ cuando va a Alemania. Digamos que Zidane utilizó ayer esa expresión porque se la pusieron previamente sobre la mesa en la conferencia de prensa, que no salió de él. Vaya en su descargo ante aquellos que hayan percibido un uso demasiado cuartelero de nuestro idioma, algo que a Zidane no le pega. En todo caso, tiene razón. Los años en los que ir a Alemania era para el Madrid como ir al cadalso quedan lejos, son ya del siglo pasado. Ahora se siente fuerte, con Cristiano espléndido y un buen tono general de todos. El miedo es de otro tiempo, pero queda el respeto.