Florentino, digan lo que digan, a lo Raphael
Hay una peña distinguida en el madridismo que se llama ‘Ramón Mendoza’ y está radicada en Alcalá de Henares, la ‘Complutum’ romana, cuna de Cervantes. Su presidente, Efigenio Albadalejo, trata cada año de organizar un acto significativo y generalmente lo consigue. El penúltimo fue llamativo. Por allí pasó Pepe, que hizo protestas de gran madridismo y anunció que esperaría al Madrid hasta el último minuto. En el mismo acto estuvo Raúl, que despejó sospechas de apostasía. Había sonreído al Barça en un reciente acto de LaLiga, a la que económicamente se debía. Rectificó: “¡Hala Madrid y nada más!”, clamó para la parroquia.
El domingo no estaba Pepe, aunque sí Keylor en su lugar. Y también Raúl. Junto a él repitió Florentino, cuyos elogios a Keylor no desmerecieron de los que hizo a Pepe hace un año. Incluso fue más allá: “Digan lo que digan..”. dijo. Me recordó a Raphael, con su melodramático’: ‘Digan lo que digan... ¡los demás...!’. Keylor le miraba desde su asiento con un escepticismo comprensible. Hace tres años se vio en el aeropuerto privado de Torrejón, subido en un avión, camino de Manchester, cuando el fax se atascó y gracias a eso siguió en el Madrid. Ahora ha sido Zidane el que se ha plantado en el mes de enero y ha cerrado la puerta a Kepa Arrizabalaga.
Y ahí sigue Keylor, aguantando la cara de cemento armado de su presidente, que le auguró un largo futuro madridista: “Vas a estar muchos años aquí”. Muy bien. Tantos más cuantas peores conexiones haya de fax con no sé dónde, tantos más cuanto más insista Zidane en que no necesita un portero. Digan lo que digan, y si dicen, que ‘dizan’. Pero Keylor ya sabe que lo que toca es lo que toca: remar río arriba, salvar partidos, confiar en que cuando se cuele un gol indebido no tenga consecuencias y llegar hasta donde toque. Ocupar el asiento que ocupó Pepe hace un año no es buen síntoma, pero su futuro está en sus manos.