Ahogados: un drama escondido
Seguimos en el diario As con la ronda de presidentes. Isabel García Sanz, de Salvamento y Socorrismo, hace ya el número 23 de estos encuentros que nos descubren las inquietudes de las federaciones. Isabel se encuentra al frente de un deporte no olímpico, considerado minoritario, muy desconocido para el gran público. Son unas 10.000 licencias, de las cuales la mitad corresponden a competidores. Como en toda federación, la competición ocupa una parte relevante. Ahí, España es una potencia internacional. Otro sólido pilar de la RFESS es la formación. Y, como remate, ha asumido también una función social de peso. Desde hace tres años se ha preocupado en contabilizar el número de ahogados y sus circunstancias. Como no existe ningún organismo público que lo haga, ha decidido liderar esta responsabilidad.
Desde 2015, la Federación ha recopilado datos sobre 1.380 ahogados. Seguramente sean más, porque lleva sus cuentas con recortes de prensa y con la información de clubes y territoriales. Para hacernos una idea, esa cifra es la que suman los ciclistas muertos en carretera en lo que va de siglo, con un pico de 100 fallecidos en 2001. El año pasado hubo 481 ahogados, casi cinco veces más. Sobre el drama ciclista hay un debate, una sensibilidad y un órgano regulador: la Dirección General de Tráfico. Los accidentes acuáticos no se sabe bien de quién dependen: Interior, Sanidad... Isabel reclama una Dirección General de Seguridad Acuática. Parece justo. De paso también serviría para supervisar las titulaciones de los socorristas, que incluso pueden lograrse por internet, sin haber dado ni una brazada en el agua.