Bendito loco, bendito monstruo
El vértigo viste de verde. Ahí estaba. Paseándose por el Bernabéu. Dominando al gigante. Asustando a 50.000 merengues. El pálido de sus camisetas se mudó a sus caras. No era incredulidad. La incredulidad la descorcharon contra el Fuenla. La gastaron contra el Numancia. No. Era miedo. Un terror con aires del sur que viajó en Metro y Cercanías, que se coló por las rendijas del coliseo hasta calar los huesos de sus jugadores. Quizá fue vudú. Sólo la magia negra explicaba la parálisis blanca. Y el Leganés, a lo suyo: Garitanismo. “Sois buenos. Sois muy buenos. Creed. ¡A saco!”, gritó el héroe de Bergara a los suyos un día antes de ascender a Primera. Ayer no lo dijo.
Pero la frase cabalgó a lomos de sus once purasangres desbocados en 90 minutos de utopía con música de violines. Cada silbido era una sinfonía. Como los acordes de Gabriel. Chotis de samba en plena Castellana. Qué partidazo. Qué chupinazo. El de Eraso, digo. Un navarro que se inventó desde Pamplona el gol de su vida. Ya había marcado con el Athletic en este estadio. Era el único que lo había hecho en su equipo. Pero aquél de rojiblanco no fue como el de ayer. Éste es Historia. Con H mayúscula. Como este Lega. Mayúsculo. El de la ciudad del manicomio y el monstruo. Como Garitano. Bendito loco. Bendito monstruo...