El 2018 es año olímpico

El 2018 es año olímpico. Del 9 al 25 de febrero se celebrarán los Juegos de Invierno en Pyeongchang (Corea del Sur). No son unos Juegos con mucho calado en España, esa es la verdad. En los países centroeuropeos y nórdicos, los esquís integran la cotidianidad. Aquí, no. Aquí, los deportes de nieve se identifican más con el ocio. Hay muchos esquiadores, pero no se termina de encontrar la fórmula para convertir esa afición en resultados deportivos. May Peus, el presidente de la RFEDI, con quien ayer compartimos mesa, es natural de Baqueira Beret, un lugar donde la nieve sí forma parte del día a día desde que eres niño. Cuando llegó hace casi cuatro años, entre sus objetivos estaba ordenar las estructuras de la Federación para que los valores que vayan surgiendo, al menos no se pierdan por falta de apoyo.

Desde la irrupción mágica de Paco Fernández Ochoa en 1972, España sólo obtuvo otro podio olímpico, el bronce de su hermana Blanca en 1992. No hubo más, pero durante ese tiempo, y hasta hace bien poco, hemos tenido esquiadores de alpino y de fondo que compitieron con dignidad. No queda nada de aquello, y ahora se intenta reflotar. Paralelamente han surgido nuevas disciplinas, que han revolucionado el mercado y han seducido a los jóvenes: el snowboard y su réplica del freeski. El alpino tiene más licencias, más prestigio... Pero se mima también este sector, que además logra resultados al más alto nivel. Las tres mejores bazas de la nieve proceden precisamente de ahí, del snowboard: Lucas Eguibar, Regino Hernández y Queralt Castellet. El diploma olímpico lo tienen al alcance. También la medalla.