Paquito Fernández Ochoa ganó el único oro en invierno

Un café, unos frutos secos y una aspirina. Ese fue el avituallamiento de Paquito Fernández Ochoa entre la primera manga del eslalon especial de Sapporo 1972, que ganó, y la siguiente y definitiva, en la que iba a ser segundo. “Tras vencer en aquella primera manga me di cuenta de que sí, que podía ser campeón”, ha contado más de una vez el primer deportista español en conseguir una medalla en los Juegos de Invierno, que, además, fue de oro.

Paquito Fernández Ochoa nació en Madrid el 25 de febrero de 1950, pero se crió en Cercedilla, donde su padre era empleado de la Escuela de Esquí del Puerto de Navacerrada. Era el mayor de ocho hermanos, seis hombres y dos mujeres, una de las cuales, Blanca, iba a ser también medallista olímpica, veinte años después.

A Sapporo viajó un equipo compuesto por el futuro campeón, por su hermano Aurelio y por Conchita Puig. Recordaba Paquillo que antes de la competición entretenía el tiempo “jugando al fútbol con los franceses e intentando ligar con las canadienses”. En el desfile inaugural desecharon la indumentaria oficial y se lucieron con capa española y sombrero cordobés, sorprendiendo a los dirigentes nacionales que se habían desplazado allí.

El día en que iba a ser campeón, aquel 13 de febrero de 1972, Paquito se colocó líder en la primera. En la definitiva fue segundo y en el total, campeón, por delante de los hermanos italianos Gustavo y Rolando Thoeni. Al principio, el madrileño se mostró asombrado (“esto no puede ser verdad”), pero una hora después se vino arriba: “El Cordobés es un pobre hombre comparado conmigo”. El torero era uno de los españoles más conocidos.

Paquito murió el 6 de noviembre de 2006, en Cercedilla, y su ausencia produjo un gran dolor en todo el deporte español.

Fue abanderado en Sapporo y lo iba a ser cuatro años después en Innsbruck, pero también, en 1972, en los Juegos de Verano de Múnich. Aquí la única medalla la consiguió Enrique Rodríguez Cal, bronce en pesos minimoscas de boxeo al batir al cubano Rafael Carbonell. Luego perdió en semifinales con el coreano del norte V-Gil Kim, en decisión discutible. Tenía 20 años, estaba casado y en paro. Con su bronce recibió 310.000 pesetas y se compró una casa.

En Montreal 1976 fue derrotado. Recuerda: “En Múnich el vestuario estaba lleno de gente jaleándome; en Montreal estuve yo sólo...”. Únicamente se acordó de él Kubala (entonces seleccionador de fútbol) que le acompañó a un médico para que le curasen una ceja sangrante.