Contador en blanco y negro

Alberto Contador perdió este año la Vuelta a Andalucía ante Valverde por un segundo, que es la misma diferencia que dejó a Mikel Landa fuera del podio del último Tour de Francia ante Bardet, después de 3.540 kilómetros de competición. El propio Contador volvió a sufrir experiencias similares durante 2017: cedió por dos segundos ante Sergio Henao en la París-Niza y por 17” otra vez ante Valverde en el País Vasco. El éxito en el ciclismo se mide actualmente en ventajas cortas, por eso resulta tan importante el cuidado del mínimo detalle. En sus 15 años como profesional, el de Pinto ha experimentado en primera persona muchos de esos progresos que te permiten raspar el decisivo segundo. Desde su primera Giant TCR hasta su última Trek Émonda, han evolucionado las bicicletas. Por supuesto. Y muchas otras cosas...

También los desarrollos adaptados a los nuevos trazados, y los métodos de entrenamientos medidos en vatios, y la aerodinámica y ligereza de la ropa… Para hacernos una idea, Contador nos revela que un tejido te puede hacer ganar hasta un minuto en una crono. Y los autobuses de equipo, palacios rodantes que empiezan a causar problemas para pernoctar en los hoteles. Incluso el marketing, con las bicis expuestas al público en las salidas. Alberto se ha habituado a todo, pero también entiende que algunos avances frenan el espectáculo, sobre todo los famosos potenciómetros, que limitan la espontaneidad del corredor, que ahora conoce con exactitud su frontera física. En el fondo, Contador tiene espíritu de ciclista en blanco y negro. Por eso, sin dar la espalda a la modernidad, reclama el regreso a la inspiración.