Ellos pasan y Nadal permanece
Doce años después, Rafael Nadal ha vuelto a ganar el Torneo de Pekín, una ciudad icónica en su dilatada y fértil andadura deportiva. Entonces tenía 19 años. Hoy sigue brillando a los 31. Aquella era la undécima corona de su carrera (la duodécima si sumáramos también la Copa Davis de 2004). Ahora ha sumado su 75º título en 110 finales, seis de ellos en la presente temporada, 16 de ellos de Grand Slam... Este lunes volverá a salir como número uno de la ATP: su 149ª semana salteada, octava consecutiva... La primera vez que se sentó en el trono fue tras conquistar el oro olímpico en Pekín 2008... Siempre Pekín. Talismán. Números mareantes que confirman el calibre del líder mundial. No nos cansaremos de escribir sobre Rafa, de sus triunfos, de sus récords y de sus múltiples resurrecciones.
Este domingo se enfrentó a uno de esos tenistas señalados para la sucesión: Nick Kyrgios, de 22 años. Su palmarés exhibe tres títulos en 2016, ninguno de alto rango. A su edad, Nadal ya tenía 5 en Grand Slams y 12 en Masters 1.000. Rafa es un tenista irrepetible. Y Kyrgios, un ‘malote’ que disfruta con ese papel y que está quemando su oportunidad de ser un campeón, como volvió a demostrar en esta final. En las semifinales, el español eliminó a Grigor Dimitrov, a quien en su día colgaron el cartel de ‘heredero de Federer’. Nada más y nada menos. Nunca lo confirmó. En aquella lejana final de Pekín de 2005, Nadal batió a Guillermo Coria, ya retirado. Ellos pasan, pero sólo Rafa permanece... Bueno, y también Roger Federer. Son los más grandes. Quizá de la historia. Y ahí siguen.