Don Ángel, loco inmortal

(Hoy se cumple una semana del fallecimiento de Ángel Nieto, el irrepetible 12+1 del motociclismo mundial. En su homenaje y su recuerdo rescatamos esta columna de Manuel Franco)

No podía ser. Era imposible. No estar feliz al lado de Ángel Nieto. El maestro era uno de esos tíos que te alegraban la vida y te recordaban que si estamos aquí es para disfrutar, para aprovechar cada instante como si fuera el último, para bailarle a la vida, para ir a mil por hora en cada curva porque solo así podemos salir a toda velocidad en las rectas. Así era Don Ángel. Siempre le llamaba así, porque no podía ser de otra manera. Es una leyenda, lo será siempre, y cuando estabas con él no podías dejar de sentirte ante alguien especial, por más que te tratara siempre como si fueras un igual, pero nada, imposible... como no dar las gracias a la vida cuando estaba cerca.

Permítanme una vivencia con el mito. Recuerdo ese día que se presentaba en Madrid mi primer libro, allí iba a estar el entonces alcalde Gallardón, el gran Carlos Sainz y el protagonista de la historia, mi amigo Isidre Esteve, pero yo tenía ilusión en que estuviera Ángel, al que conocía de cuando me metía con acreditaciones de mentira en los circuitos de motos. Así que le llamé para invitarle. Por si acaso. Casi tartamudeaba, ‘perdone Don Ángel, podría usted venir…’ Y allí estuvo, apoyando con su presencia a un humilde aprendiz juntaletras. Algún día vas a ser un escritor bueno eh… me dijo. Y me daban ganas de echarme a llorar.

Como al enterarme de que ya no podré verle de vez en cuando, como cuando le traía Chema al AS a comer y a contar historias, y saludaba a Romojaro con un beso como si fuera su tío. Porque Ángel Nieto era amable y buena persona, pero sobre todo era una historia.

“Yo estaba loco”, nos decía. Y era verdad. Pero ahí estaba todo. Nadie sino un loco podía conseguir lo que logró habiendo nacido tan abajo. Nieto era uno de esos locos inmortales capaces de conseguir el imposible, una persona que se crió en aquella Vallecas franquista, ese pollero veloz y admirable que tenía un sueño y hasta que no lo consiguió no paró. Un sueño imposible para cualquiera, pero no para él. Un sueño de un deporte que no era hasta que apareció Ángel y lo enseñó al mundo y a España. Un pionero como Santana, Ballesteros, Sainz o Alonso, campeones imposibles en un mundo normal, pero gente que realmente siempre han vivido en otro universo, ese en el que el talento, el trabajo, el carisma y sobre todo el coraje sirven para convertir en leyendas a personas humildes, para transformar niños con los ojos abiertos y el corazón inmenso en ídolos de masas. Y así ganó doce más un títulos, porque quiso y no quiso ganar más. ‘Un día me subí en la moto y al bajar me dije, ya no compito más’, contaba.

Les reconozco que me ha costado escribir estas palabras, que me pregunto si merezco si quiera escribir sobre un tío grande como Don Ángel, el maestro que volaba por la vida en busca de momentos para recordar, un loco que aunque nos haya dejado no morirá jamás, porque es uno de esos genios locos inmortales capaces de vivir más allá de la muerte. Porque la muerte no podrá contigo maestro. Nunca. Lo parece, pero no te has muerto. Es imposible. Como olvidar tu recuerdo, como no sonreír más allá de las lágrimas al recordar un momento con Ángel Nieto, Don Ángel, ese loco inmortal…